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Katalín Karikó y Drew Weissman logran el Nobel de medicina por las vacunas de ARNm contra el covid

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El investigadores Katalin Karikó y Drew Weissman han logrado el Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2023 por sus descubrimientos sobre modificaciones de bases de nucleósidos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARNm eficaces contra la covid-19, según ha anunciado este lunes el Instituto Karolinska de Suecia.

«El Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2023 ha sido otorgado a Katalin Karikó y Drew Weissman por sus descubrimientos sobre modificaciones de bases de nucleósidos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARNm eficaces contra la covid-19», se ha señalado desde la Fundación.

Los innovadores del ARN mensajero Drew Weissman, profesor de investigación de vacunas de la familia Roberts en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, y Katalin Karikó, profesora adjunta de neurocirugía en Penn y vicepresidenta senior de BioNTech, han conseguido un nuevo cambio sanitario para el mundo en un momento donde una de las mayores pandemias alcanzaba millones de vidas.

Las investigaciones sobre el ARNm como un potencial terapéutico tuvo un primer e innovador estudio, el publicado en 2005, donde se encontró que su concepto, podría traer nuevas esperanzas a un campo acosado por el escepticismo y los comienzos en falso: el ARNm podría alterarse y luego administrarse de manera efectiva al cuerpo para iniciar una respuesta inmune protectora. Su método para convertir las células en fábricas que pueden producir temporalmente proteínas que sirven como compuestos terapéuticos o estimulan el sistema inmunológico del cuerpo para atacar un patógeno específico también minimiza las respuestas inflamatorias dañinas.

Esta plataforma sentó las bases para el rápido desarrollo y despliegue de vacunas de ARNm para combatir el covid-19 cuando el virus explotó en todo el mundo a principios de 2020.

Potencial de ARNm

El interés en la tecnología de ARNm comenzó a aumentar y, en 2010, varias empresas estaban trabajando en el desarrollo del método. Se buscaron vacunas contra el virus Zika y el MERS-CoV; este último está estrechamente relacionado con el SARS-CoV-2. Después del estallido de la pandemia de covid-19, se desarrollaron a un ritmo récord dos vacunas de ARNm con bases modificadas que codifican la proteína de superficie del SARS-CoV-2. Se informaron efectos protectores de alrededor del 95% y ambas vacunas fueron aprobadas ya en diciembre de 2020.

«La impresionante flexibilidad y velocidad con la que se pueden desarrollar vacunas de ARNm allanan el camino para utilizar la nueva plataforma también para vacunas contra otras enfermedades infecciosas. En el futuro, la tecnología también podrá utilizarse para administrar proteínas terapéuticas y tratar algunos tipos de cáncer», afirman Karikó y Weissman.

También se introdujeron rápidamente otras vacunas contra el SARS-CoV-2, basadas en diferentes metodologías, y en conjunto se han administrado más de 13 mil millones de dosis de vacuna contra la covid-19 en todo el mundo. Las vacunas han salvado millones de vidas y han evitado enfermedades graves en muchas más, permitiendo a las sociedades abrirse y volver a sus condiciones normales.

¿Cómo funcionan las vacunas ARNm?

Las vacunas ayudan a prevenir infecciones al preparar al cuerpo para luchar contra invasores extraños (como bacterias, virus u otros patógenos). Todas las vacunas introducen en el cuerpo una partícula inofensiva de una bacteria o virus en particular, causando una respuesta inmunitaria. La mayoría de las vacunas contienen bacterias o virus debilitados o muertos. Sin embargo, los científicos han desarrollado un nuevo tipo de vacuna que utiliza una molécula llamada ARN mensajero (o ARNm), en lugar de parte de una bacteria o virus. El ARN mensajero es necesario para la producción de proteínas. En las células, esta proteína utiliza la información de los genes para crear un modelo para producir proteínas. Una vez que las células terminan de hacer una proteína, rápidamente lo descomponen.

Estas vacunas funcionan al introducir un fragmento de ARNm que corresponde a la proteína viral, en general un pequeño fragmento de una proteína que se encuentra en la membrana externa del virus. (Las personas que reciben esta vacuna no se exponen al virus ni tampoco pueden infectarse por la vacuna). Al utilizar este modelo, las células producen la proteína viral. Como parte de una respuesta inmunitaria normal, el sistema inmunitario reconoce que la proteína es extraña y produce proteínas especializadas llamadas anticuerpos.

Estos anticuerpos ayudan a proteger el cuerpo de infecciones al reconocer virus individuales u otros patógenos, aferrándose a ellos y marcando los patógenos para su destrucción. Una vez producidos, permanecerán en el cuerpo, incluso después de que se ha eliminado el patógeno, para que el sistema inmunitario pueda responder rápidamente si es expuesto nuevamente. Si una persona se expone al virus después de recibir la vacuna ARNm para ese virus, los anticuerpos pueden reconocerlo rápidamente, aferrarse a él y marcarlo para su destrucción antes de que cause una enfermedad seria.

Más allá del covid-19

Hoy en día existen múltiples tipos de vacunas contra la gripe. La aparición de la tecnología de ácidos nucleicos utilizada en las vacunas contra el SARS-CoV-2 sugiere su futura aplicación contra esta infección. Contra la gripe se han desarrollado dos tipos de vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm): las convencionales o no replicativas y las autoamplificadoras o replicativas (auRNA), ambas incluidas en nanopartículas lipídicas. Los estudios en animales realizados con los primeros han demostrado su gran capacidad para inducir anticuerpos Th-1 e inmunidad celular contra la hemaglutinina (HA) de la influenza con pocos efectos secundarios. Los ensayos en humanos han demostrado un 87% de seroconversión y un 100% de seroprotección. Las vacunas auRNA han obtenido resultados similares en animales pero a una concentración 64 veces inferior a la convencional.