Hasta el 90% de los pacientes preservan de forma completa la eyaculación con la hidroablación prostática robótica
La tecnología y la medicina se unen para tratar una de las patologías urológicas más frecuentes: la hiperplasia benigna de próstata. Afecta a alrededor de 105 millones de hombres en todo el mundo, de los cuales 5 millones son españoles. En pacientes con más de cincuenta años, su prevalencia alcanza el 50%. A través de hidroablación prostática robótica con agua guiada por ecografía, o Aquablation, una técnica donde el Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona se ha convertido en centro de referencia.
Esta intervención quirúrgica consiste en una ablación o destrucción del tejido prostático con suero fisiológico a temperatura ambiente por vía transuretral, mediante un chorro con una velocidad cercana a la del sonido, sin necesidad de incisiones y totalmente robotizada. Una técnica mínimamente invasiva, que reduce sustancialmente los efectos secundarios y los tiempos de hospitalización entre 24 y 48 horas y el postoperatorio sin necesidad de sonda.
«El cirujano planifica previamente la operación mediante un ecógrafo transrectal”, sostiene el Dr. Enrique Rijo, responsable de la Unidad de Próstata del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona. De esta forma, añade que “se puede medir el tamaño de la próstata y establecer cuáles son los límites de las estructuras anatómicas importantes que se han de preservar. Una vez decidida cuál es la zona de ablación que se va a realizar, es un robot quien la lleva a cabo de forma automática”.
Gracias a este sistema innovador, el tiempo de operación no supera los 50 minutos. Así, y dependiendo del tamaño de la próstata que se está operando, la ablación del adenoma puede oscilar entre los 2 y los 6 minutos. Todo ello sumado al tiempo de planificación previa, que puede variar entre los 15 y los 25 minutos.
Reducir los efectos secundarios y riesgo
A diferencia de la intervención convencional, la hidroablación prostática robótica con agua guiada por ecografía mitiga los efectos secundarios derivados de la misma. Esto se debe al utilizar suero y evitar cualquier tipo de fuente de calor, se protege la cápsula prostática. Otras técnicas la pueden acabar dañando, y provocar de forma ocasional una disfunción eréctil.
Por ende, hasta el 90% de los pacientes preservan de forma completa la eyaculación. Solo un 20% de los pacientes sometidos a una resección transuretral clásica conservan la eyaculación, y en el resto se produce lo que se conoce como eyaculación retrógrada o seca. «Al ser posible marcar de forma muy precisa los límites donde se lleva a cabo la ablación, se conserva de forma completa los conductos eyaculadores. Es posible así preservar el veru montanum, que se contrae y facilita el paso de semen por los conductos eyaculadores. Otras técnicas no son capaces de hacerlo y la consecuencia es que el semen acaba en la vejiga», explica el Dr. J. A. Lorente, jefe del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona.
Al no aplicarse ningún tipo de energía térmica, también se minimizan los efectos secundarios de la operación. El Dr. J. A. Lorente afirma que «esto se traduce en un postoperatorio más cómodo para el paciente. De esta forma está comprobado que experimentan una menor irritación tras la micción después de la cirugía. También hay una tasa de incontinencia urinaria menor».
¿Cuáles son los pacientes indicados para someterse a la hidroablación?
En principio está indicada para cualquier tipo de próstata, desde las más pequeñas a las más grandes. El jefe del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona, el Dr. Óscar Bielsa, asegura que “hasta ahora en las próstatas más grandes era necesario realizar cirugías abiertas. Aquí es posible operar también estas a través del conducto de la uretra”. Insiste en que “al ser una operación mínimamente invasiva también está disponible para un abanico más amplio de pacientes que otras operaciones”.
Pese a tratarse de una de las patologías urológicas más frecuentes, no todas necesitan operarse y se pueden controlar, en sus estadios iniciales, mediante tratamiento farmacológico. Es en el momento en el que alcanza un tamaño considerable cuando es necesario llevar a cabo una intervención.
El Dr. Óscar Bielsa explica que «estamos hablando, en ocasiones, de pacientes con edades avanzadas, con varias comorbilidades presentes, como puede ser diabetes o problemas de hipertensión. En estos casos, siempre es más prudente emplear una opción que acarree menos riesgos quirúrgicos. En este sentido, la Aquablation presenta grandes ventajas sobre otras técnicas».
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