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Demasiado yodo en tu dieta puede afectar a la salud

Cantidades adecuadas de yodo en nuestra dieta aseguran un buen funcionamiento de la glándula tiroides y del organismo en general. Sin embargo, el exceso (y la falta) de este mineral tan importante puede estar afectando de manera negativa a tu salud. Te contamos por qué.

Consecuencias de la falta de yodo

Acumulación en la tiroides

El yodo está presente en alimentos procedentes del mar como las algas, los pescados, el marisco, la sal marina, etc. Este oligoelemento se acumula en la tiroides, culpable de regular los diferentes procesos del organismo.

Graves consecuencias en el embarazo

La falta de yodo en el organismo puede tener graves consecuencias para la salud. En el caso de las mujeres embarazadas puede tener un efecto negativo en el desarrollo del feto, y en otros casos, puede producir incluso deficiencias en el mismo.

Bocio

Desarrollo excesivo de la glándula tiroides, más conocido como bocio. También provoca desajustes en el metabolismo que pueden desembocar en cansancio y aumento considerable de peso.

Algunos alimentos que provocan defecto de yodo son: col, coles de Bruselas, brócoli, escarola, zanahoria, espinaca, melocotón, fresa, maíz, cacahuetes y soja.

¿Qué puede pasarte por el exceso de yodo?

El aumento de peso es una de las consecuencias del exceso de yodo en la dieta.

Problemas de estómago

El exceso de este oligoelemento puede causar molestos problemas de estómago como dolor abdominal, diarrea o vómitos.

Hipotiroidismo

Entre sus síntomas destacan: fatiga, aumento de peso e intolerancia a los cambios de temperatura. El exceso de esta sustancia también puede provocar otros problemas relacionados como la enfermedad de Hashimoto o cáncer de tiroides, según afirma la University of Maryland Medical Center.

Delirios

En caso de toxicidad, puede ser que te sientas delirante.

Otros síntomas

Más síntomas son: tos, fiebre, dificultad para respirar con normalidad, conmoción y convulsiones.

Además de los alimentos marinos, el yodo se encuentra presente en la leche de vaca, las patatas al horno y en la pechuga de pavo.

¿Cómo prevenir daños a la salud?

La cantidad diaria recomendada en adultos es de 150 microgramos. Las mujeres embarazadas necesitan más (unos 220 microgramos) y las madres en plena lactancia necesitan 290 microgramos.

La ingesta máxima tolerable es de 1.100 microgramos. Según el Linus Pauling Institute, la mayoría de las dietas te dan menos de 1.000 microgramos, por lo que sería extraño padecer un exceso de este elemento.