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Estos son los medicamentos que incrementan el riesgo de fotosensibilidad y quemaduras en la piel

El verano está asociado a vacaciones, sol, playas, pero, sin embargo, antes de disfrutar de los merecidos días de descanso es aconsejable si tomamos algún tipo de medicación, es saber, tiene riesgo para nuestra salud, ante una exposición solar. Lo más práctico es consultar los prospectos de los medicamentos para identificar los fármacos que pueden producir fotosensibilidad. Los más frecuentes son diuréticos, antibacterianos como las tetraciclinas, antiacneicos, antiepilépticos, antidepresivos, hipolipemiantes y antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).

Los pacientes más sensibles a estas reacciones son aquellos aquejados de infecciones crónicas como osteomielitis, fibrosis quística, infecciones urinarias; los hipertensos o cardiópatas, en tratamiento con diuréticos tiacídicos; pacientes psiquiátricos en tratamiento crónico con fenotiacinas; pacientes oncológicos con un tratamiento reciente de quimioterapia, y aquellos con dolor crónico tratados con AINEs de forma frecuente.

En el caso de tener que tomar medicamentos fotosensibilizantes, se recomienda evitar la exposición solar; una limitación que también incluye la exposición a las fuentes artificiales de radiación ultravioleta. Asimismo, se debe utilizar ropa adecuada, así como gorras y gafas de sol de calidad óptica contrastada y usar fotoprotectores tópicos, especialmente los de amplio espectro, que protegen de las radiaciones UV-A y UV-B.

Igualmente, se aconseja administrar por la noche los medicamentos fotosensibilizantes de una dosis diaria, para reducir la concentración de fármaco en los momentos de mayor exposición a la luz solar.

La fotosensibilidad por medicamentos se manifiesta, generalmente, con reacciones en la piel cuando se intensifica la exposición solar, lo que ocurre especialmente durante el verano. Estas reacciones pueden presentar un espectro muy amplio de síntomas como eritemas similares a las quemaduras solares o eccemas.

Clasificaciones de las quemaduras

Las quemaduras se clasifican como de primero, segundo y tercer grado, según qué tan profundo y con qué gravedad penetran la superficie de la piel.

Quemaduras de primer grado (superficiales). Las quemaduras de primer grado descienden únicamente de la epidermis, o capa externa de la piel. El sitio de la quemadura es rojo, doloroso, seco y sin ampollas. Las quemaduras leves del sol son un ejemplo. Es raro el daño de largo plazo al tejido y generalmente consiste de un aumento o disminución del color de la piel.

Quemaduras de segundo grado (pesor parcial). Las quemaduras de segundo grado involucran la epidermis y parte de la capa de la dermis de la piel. El sitio de la quemadura se ve rojo, con ampollas y puede estar inflamado y ser doloroso.

Quemaduras de tercer grado (pesor total). Las quemaduras de tercer grado destruyen la epidermis y la dermis y pueden dañar el tejido subcutáneo. La quemadura puede verse blanca o carbonizada. La zona afectada pierde sensibilidad.

Quemaduras de cuarto grado. Las quemaduras de cuarto grado también dañan los huesos, los músculos y los tendones subyacentes. No hay sensación en la zona, ya que las terminales nerviosas han sido destruidas.

Tipos de fotosensibilidad

La reacción de fotosensibilidad por medicamentos más frecuentemente causada por fármacos es la fototóxica, una reacción no inmunitaria que no requiere una sensibilización previa y es más frecuente con los fármacos administrados por vía oral.

La fototoxicidad aparece después de unos minutos o algunas horas después del contacto con el fármaco. Se caracteriza por la presencia de eritema, edema, vesículas, ampollas con picor y una manifestación clínica similar a las quemaduras producidas por la exposición excesiva al sol.

Estas lesiones aparecen con frecuencia en las zonas expuestas a la luz y pueden revertir entre dos y siete días después de suspender el fármaco. No obstante, algunos episodios se resuelven con una marcada hiperpigmentación que puede durar meses.

La reacción de fotoalergia por medicamentos es mucho menos común, y se diferencia en que el sistema inmunitario participa en el proceso, por lo que estas reacciones necesitan una exposición previa al fármaco fotosensibilizante. Las manifestaciones clínicas suelen aparecer de uno a 14 días tras la exposición al fármaco y se diferencian de las de fotosensibilidad en que predomina una dermatitis eccematosa que causa picor y que evoluciona a una piel engrosada o erupción en las zonas expuestas al sol.