La Esclerosis Múltiple, una enfermedad más allá de la movilidad, que afecta a los cinco sentidos
Los problemas visuales son los más habituales
Entre un 30% y un 75% de los pacientes sufre pérdida de olfato
Dr. Antonio Yusta: «La sexualidad puede volver a las parejas que sufren por la Esclerosis Múltiple»
El 18 de diciembre se conmemora el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple (EM), una enfermedad neurológica crónica y degenerativa, caracterizada porque el sistema inmunitario ataca erróneamente a la mielina (la capa que recubre las fibras nerviosas), produciendo lesiones en el sistema nervioso central. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España, más de 50.000 personas padecen esta enfermedad y cada año se diagnostican 2.000 nuevos casos.
En la esclerosis múltiple se dañan o destruyen zonas de mielina (la sustancia que recubre la mayoría de las fibras nerviosas), los nervios ópticos, la médula espinal y las fibras nerviosas subyacentes en el cerebro. El término ‘esclerosis múltiple’ se refiere a las numerosas áreas de cicatrización o esclerosis resultantes de la destrucción de los tejidos que envuelven los nervios (vaina de mielina) en el encéfalo y en la médula espinal. A veces, las fibras nerviosas que envían mensajes (axones) también sufren daños afectando a los sentidos y a los músculos de distintas maneras.
La EM está considerada como una enfermedad autoinmunitaria porque el sistema inmunitario del cuerpo ataca a sus propios tejidos, en este caso a la mielina que recubre los nervios y protege las fibras nerviosas del cerebro y la médula espinal. Suele presentarse en forma de brotes o episodios y los afectados alternan periodos de relativa ‘buena salud’ (remisiones) con otros más debilitantes (recidivas). El problema añadido es que es una enfermedad crónica y la recuperación durante la remisión es incompleta, así que los pacientes empeoran lentamente.
Se desconoce la causa de la esclerosis múltiple, tal y como explican los expertos de la Clínica Mayo. No se sabe por qué la esclerosis múltiple se manifiesta en algunas personas y en otras no. Podría tratarse de una combinación de factores genéticos y ambientales. No existe una cura para las enfermedades desmielinizantes. Se están probando terapias modificadoras de la enfermedad que puedan alterar el avance de la enfermedad con tratamientos sintomáticos. La dificultad radica en que los síntomas y el avance de la enfermedad varían en cada paciente.
Afectación de los órganos sensoriales
Aunque los problemas de movilidad suelen ser los más frecuentes y relevantes, según constatan en la Fundación Esclerosis Múltiple (FEM), está comprobado que afecta a los órganos sensoriales de distintas formas según cada persona.
Vista
Los problemas visuales son uno de los síntomas más habituales de la esclerosis múltiple: casi la mitad de las personas con ELA experimentan alteraciones de la visión.
En la FEM afirman que la inflamación del nervio óptico (neuritis óptica) es el primer síntoma de la enfermedad en el 20% de los pacientes. La neuritis óptica provoca una pérdida progresiva de la agudeza visual, alteración de los colores y visión borrosa y aunque el paciente se recupera a largo plazo, ésta suele reaparecer.
Otro síntoma asociado es el ‘dolor de ojos’. El daño que se produce en los nervios sensoriales situados entre el cerebro y el ojo, puede provocar un intenso dolor, sobre todo al mover el ojo. Normalmente, esta afectación es monocular pero los síntomas pueden durar días o semanas antes de mejorar. En función de la gravedad puede ser necesario iniciar un tratamiento con corticoides.
Además, hay otro tipo de alteración visual que es la producida por la presencia de lesiones en el tronco del encéfalo. Esta afectación produce “visión doble”.
Oído
Uno de los nervios que puede ser afectado por la EM es el nervio auditivo que vincula el órgano de la audición con el tronco encefálico. En la FEM estiman que alrededor del 6% de las personas sufren problemas de audición por esta causa. Afortunadamente, la pérdida completa de audición es muy infrecuente y la mayoría de episodios agudos tienden a mejorar.
Gusto
El sentido del gusto también se ve afectado por esta enfermedad. Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Pensilvania reveló que la mayor parte de los pacientes con EM presentaban alteraciones en la percepción del gusto. Para estos investigadores, esta afectación estaba relacionada con el volumen de lesiones en algunas regiones frontales y parietales del cerebro determinadas. Los resultados mostraron que: un 15% de los pacientes presentaban dificultades para percibir sabores amargos; un 21.9% para los sabores ácidos; un 25% para los sabores dulces y un 31.5% para los salados. Estos hallazgos se relacionaban con el volumen lesional en regiones frontales y parietales del cerebro.
Otro problema que puede llegar con la EM es la dificultad al tragar. No es habitual y es uno de los síntomas considerados atípicos. Está causado por el daño que sufren los nervios que controlan esta actividad vital del cuerpo. Es bastante grave porque la dificultad de tragar puede hacer que la comida se vaya a los pulmones produciendo infecciones como la neumonía.
Olfato
Según constatan en la FEM, cada vez hay más evidencia de que la pérdida del olfato es un síntoma habitual en las enfermedades neurodegenerativas como es el caso de la esclerosis múltiple. Este síntoma puede afectar de un 30% a un 75% de los pacientes desde el inicio de la enfermedad. Se cree que la pérdida de olfato está relacionada con las lesiones causadas por la enfermedad en las regiones frontales y temporales del cerebro. Algunos estudios que ha consultado la FEM relacionan la disminución del olfato con el volumen del bulbo olfatorio y de la sustancia gris que se ven afectados por esta dolencia.
Tacto
La EM afecta a las fibras nerviosas sensitivas que transmiten el sentido del tacto del cuerpo al cerebro. Esto provoca una disminución de la sensibilidad y una sensación de hormigueo o quemazón en las extremidades. También se pueden ver afectadas la sensación térmica y la percepción del dolor. Estos síntomas sensitivos tienen tendencia a fluctuar y agravarse con el aumento de la temperatura corporal o el cansancio extremo. Se puede recurrir a corticoides o a fármacos específicos para el dolor neuropático para aplacar estos síntomas.
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