¿Son las endorfinas la clave de la felicidad?
Existen multitud de actividades que aumentan de forma natural el nivel de endorfinas
Las endorfinas son sustancias químicas naturales, producidas principalmente en el hipotálamo y la glándula pituitaria, a las que recurre nuestro organismo para hacer frente al dolor o el estrés, entre otros síntomas. Sus efectos son muy similares a los de un tipo de medicamento conocido como opiáceo, que incluye otros nombres como la codeína, la morfina o la heroína.
Su principal atractivo radica en el estado de bienestar en el que induce al individuo, un efecto con el que se ha ganado el título de ‘hormona de la felicidad’. Su descubrimiento tuvo lugar en la década de 1970, cuando un grupo de científicos investigaba el modo de actuación de algunas drogas. Al comprobar su acción se reveló la existencia de unos receptores, situados en el cerebro, que generaban narcóticos de manera natural, es decir, las endorfinas.
¿Cómo podemos potenciar su producción?
Además de actuar como calmante, las endorfinas estimulan esa sensación de placer que surge tras realizar actividades que excitan nuestro organismo. Como por ejemplo el ejercicio físico, el sexo, el consumo de chocolate o alimentos picantes, y la risa. Estos actos a los que recurrimos de forma habitual producen un aumento de endorfinas muy beneficioso para la salud. Sin embargo, no son la única opción:
- El contacto con la naturaleza también incrementa los niveles de endorfinas.
- Al igual que si das rienda suelta a tu vena más generosa y solidaria. Intenta hacer cosas por los demás, tu felicidad se verá recompensada.
- Una sesión de masaje relajante, yoga o meditación.
- La música y el baile no solo ejercitan nuestro físico, también nos ayudan a alcanzar el bienestar.
- Disfrutar de la comida, siendo conscientes de todo su sabor y aprovechando la buena compañía.
Funciones adicionales de las endorfinas
Aunque su popularidad se reduzca a la pérdida del dolor y la felicidad, las endorfinas también actúan del mismo modo ante el sufrimiento psicológico. Provocado por todo tipo de traumas y sucesos de gran conmoción, reduciendo el nivel de tensión de nuestro cerebro. Además, su influencia sobre el sistema inmune es muy importante para combatir los microorganismos externos a los que estamos expuestos en momentos de debilidad. Un poder que también ejerce sobre aspectos tan significativos como la concentración o la memoria.
En cambio, cuando los niveles de endorfinas alcanzan cotas demasiado bajas, el paciente corre el riesgo de sufrir problemas de salud como fibromialgia, dolores crónicos de cabeza e, incluso, depresión.
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