Dr. Javier Crespo: «No eliminaremos la hepatitis C mientras no cribemos a toda la población española»

"Las patologías relacionadas con este órgano representan ya la tercera causa de muerte prematura en España"

"Uno de cada cinco españoles se encuentra en riesgo de padecer una enfermedad del hígado"

Dr. Javier Crespo hepatitis C
El doctor Javier Crespo del hospital de Valdecilla.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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La Casa de Salud Valdecilla fue inaugurada en el año 1929 gracias al patronazgo de Ramón Pelayo de la Torriente, el Marqués de Valdecilla, que asumió la financiación completa de un hospital en Santander que respondiera a las necesidades de la época. Ahora, casi cien años después, sigue albergando una de las mejores medicinas del país con reputados profesionales, como es el caso del doctor Javier Crespo, jefe de servicio de Digestivo del Hospital Marqués de Valdecilla.

Cabe destacar que, durante su labor como jefe de servicio de Aparato Digestivo, que ha sido elegido, durante 5 años consecutivos, como el mejor servicio de digestivo de España (BIC) y en cuatro ocasiones más como el mejor servicio a la atención de los pacientes con una hepatitis por VHC. También, ha sido Presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de Digestivo (2015-2023) y Presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (2018-2022). Asimismo, he sido el Director del registro nacional de NASH (HEPAmet) desde 2020 hasta febrero de este año. En relación con las actividades docentes, ha supervisado, dirigido o codirigido múltiples Trabajos de Fin de Máster, Trabajos de Fin de Grado y tesis doctorales, y actualmente estoy supervisando las Tesis Doctorales de 7 estudiantes. Además, es Profesor de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria desde 2015 y co-director del programa de Máster en Hepatología de la Universidad de Alcalá Universidad Autónoma de Madrid desde 2013.

Pregunta.- Cuando hablamos de Valdecilla encontarmos un servicio de calidad sanitaria porque es un centro de referencia para nuestro país. No todos los grandes hospitales se centran únicamene en grandes comunidades como Madrid o Cataluña… ¿cómo ve usted ese peso adquirido por su hospital a lo largo del tiempo?

Respuesta.-Nuestro Hospital, nuestra querida Casa de Salud Valdecilla se erigió sobre tres pilares básicos, excepcionales en el momento de su fundación: asistencia, investigación y docencia. Tres pilares que constituían un todo sin el cual no era posible entender una medicina de calidad. Probablemente, mantener ese espíritu de forma inalterada (aunque con periodos grises como es lógico) nos hace seguir siendo referentes en la medicina española. Pero, sin duda, la unión indisoluble salud y ciencia, sigue siendo nuestro sello de identidad. Nuestra obligación es, también, investigar, innovar, ayudar a mantener a Valdecilla como un centro de excelencia. Es, en definitiva, un hospital con alma, donde todas y cada una de las personas que trabajamos, aportamos lo poco que tenemos para hacer un gran hospital.

P.- Recientemente, se ha presentado el Plan Nacional de Salud Hepática: Reto 2023. ¿Qué objetivos pretenden conseguir?

R.- Se está produciendo un marcado incremento de las enfermedades hepáticas crónicas, particularmente de la esteatosis hepática metabólica y la enfermedad hepática relacionada con el alcohol. De hecho, uno de cada cinco españoles se encuentra en riesgo de padecer una enfermedad del hígado y las patologías relacionadas con este órgano representan ya la tercera causa de muerte prematura en España. Son, además, la segunda causa de años de vida laboral perdidos, sólo por detrás de las enfermedades cardiovasculares. Y el problema seguirá creciendo como consecuencia de un estilo de vida poco saludable.

En este contexto, la Asociación Española para el Estudio del Hígado, ha desarrollado un plan Nacional que pone el foco especialmente en la prevención y en la detección precoz de las enfermedades hepáticas. Necesitamos incidir en el cambio en los estilos de vida y comportamientos que están detrás del incremento de las enfermedades hepáticas no víricas. En especial, frenar el consumo de alcohol a edades cada vez más tempranas y, como no, actuar de forma clara en la estima prevención de la obesidad, que está detrás de la progresión del hígado graso, que afecta ya a más de 10 millones de españoles, de los que cerca de dos millones presentarían inflamación del hígado y, de ellos, 400.0000 presentarían ya una cirrosis hepática. Pero, además, no olvidamos que un diagnóstico precoz debe ir acompañado de una tratamiento adecuado, que, en muchos casos y con el advenimiento de la medicina de precisión, deberá personalizarse. Y, como no, evitando la inequidad que todavía se produce en algunas regiones de España, en las que el acceso a ciertos fármacos de elevado coste. En total y para mejorar el abordaje de todas estas patologías hepáticas, el Plan identifica un total de quince objetivos estratégicos y 53 líneas de acción, clasificados en tres grandes áreas de actuación: prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento.

P.-Como experto en hepatitis C, el cambio de paradigma con respecto a esta patología ha sido crucial con la posibilidad de una cura. Pero, ¿qué puede decirnos de otras hepatitis víricas?

R.- El plan identifica algunas lagunas en el manejo de las hepatitis virales que voy a intentar resumir en cuatro aspectos: 1) Respecto a la hepatitis por VHC, una forma de hepatitis que no se cronifica, creemos que debe implementarse, de la forma más rápida posible, la vacunación universal frente a este virus. Una vacuna segura, barata, que se puede coadministra con la vacuna frente a la hepatitis B y que ya se aplica en algunas regiones españolas. 2) La hepatitis por virus B se cronifica con frecuencia y, de hecho, en España más del 0,4% de la población convive con una infección por este virus. Tenemos que hacer un esfuerzo en su identificación, en el reforzamiento de los programas de vacunación, especialmente de la población migrante en cuyos países de origen no se vacuna frente a esta infección. 3) A pesar del enorme camino recorrido, todavía no hemos eliminado el virus de la hepatitis C y no lo haremos si no somos capaces de cribar a toda la población adulta que vive en España, al menos a los mayores de 40 – 45 años. De una forma práctica y fácil de recordar, creemos que todos los adultos deben someterse a un análisis frente al VHC al menos una vez en la vida. Y, en cuarto lugar, debemos recordar la existencia de un virus minoritario, el virus delta.

Un virus que sólo es capaz de sobrevivir en pacientes infectados por el virus B y para el que ya disponemos de un tratamiento eficaz. Es imprescindible descartar la infección por este virus en todos los pacientes con una infección por virus B (que no siempre hacemos) para evaluar la necesidad o no de tratamiento antiviral.

P.-Se habla en otras patologías de los tratamientos antivirales; sin embargo, ¿cuáles son los denominados como de acción directa? 

R.-Los antivirales de acción directa con un grupo heterogéneo de fármacos cuyo mecanismo de acción está dirigido contra las estructuras encargadas de la replicación de los virus, especialmente del virus C. Es decir, medicamentos que actúan sobre los propios virus y no sobre las células humanas, lo que explica su elevada eficacia y, sobre todo, su ausencia de toxicidad.

P.- ¿Cuáles son las consecuencias derivadas de los tratamientos?

R.- Tratar las hepatitis virales tienen consecuencias diferentes en función del tipo de virus que estemos tratando. Cuando tratamos una hepatitis B conseguimos que se frene su replicación, que no se multiplique, disminuimos su capacidad de infección y, como no, conseguimos «parar» la enfermedad hepática. Es decir, logramos que la enfermedad no avance y, de hecho, cuando el tratamiento es prolongado en el tiempo, logramos que la enfermedad regrese. Pero, salvo excepciones, no curamos la infección. En el caso del virus C, las consecuencias del tratamiento son maravillosas: conseguimos la curación de la infección en la práctica totalidad de los pacientes, con un tratamiento oral, corto en el tiempo y sin toxicidad. Y sólo en los pacientes en los que el tratamiento se inició muy tarde, queda una enfermedad residual. El tratamiento del virus delta es, todavía, subóptimo, frenando la evolución de la enfermedad en más de 2/3 de los pacientes, pero sin conseguir su curación.

P. ¿Cree que hay equidad en este tipo de tratamientos en España?

R.- En términos generales, la sanidad española es más que satisfactoria, aunque quizás está perdiendo la excelencia en algunos aspectos. Y uno de ellos, sin duda, es el acceso a los fármacos más innovadores. El camino para la aprobación de un fármaco innovador y su posterior aceptación de financiación está lleno de obstáculos, barreras y espinas que hacen, que en la realidad, puedan pasar entre dos y tres años, desde que un fármaco es aprobado por la EMA hasta que podemos prescribirlo a nuestros pacientes. Y este hecho, insólito en otros países occidentales, incrementa el sufrimiento de algunos de nuestros pacientes y, en el peor de los casos, cuando se ha producido la aprobación ya es tarde.

Por otro lado, en ocasiones si se produce una inequidad directa: fármacos que reciben pacientes de unas comunidades y no de otras. Y este aspecto, debiera ser corregido de forma inmediata.

P.- Doctor, ¿podría hablarnos de su grupo de investigación, que forma parte de CIBERehd, un grupo científico especializado dentro del Europeo de NASH (LITMUS)?

R.-La formación de este grupo de investigación data de hace más de 30 años, estando en sus inicios liderada por el profesor Fernando Pons y dedicada especialmente a la investigación en hepatopatías virales. A partir del año 2000, iniciamos otra gran línea de trabajo, la esteatosis hepática metabólica, que está siendo muy productiva en la actualidad; en este sentido, formamos parte del CIBERehd, participamos en dos proyectos europeos en este momento (el LITMUS ya finalizó), tenemos numerosos proyectos de investigación competitiva financiados tanto por entidades públicas como privadas, participamos múltiples ensayos clínicos internacionales de fase I, II y III, y, como no, presentamos comunicaciones en la práctica totalidad de los congresos nacionales e internacionales relacionados con esta patología. Somos un grupo amplio y bien en el que la multidisciplinariedad y una verdadera investigación traslacional son que responda a las preguntas de nuestros pacientes constituyen principales valores.

P.- ¿Qué podemos esperar en los próximos años en cuanto a avances, tratamientos o vacunas para estas enfermedades?

R.- Es difícil resumir en pocas palabras, intentaré ser muy sintético: 1) Eliminación del VHC que, estoy seguro, se producirá en un máximo de dos años en nuestro país. 2) Implantación progresiva de la medicina de precisión y personalizada, capaz de adelantarse a los problemas de cada uno de los pacientes de forma individualizada, una medicina que apoyada en las OMICAs será clave en la identificación precoz de las enfermedades minoritaris. 3) Sin duda, la irrupción de la inteligencia artificial, especialmente la generativa como ayuda en la toma de decisiones clínicas del día a día y el machine learning en el manejo del big data harán progresar, de forma difícil de precisar, pero probablemente exponencial, nuestro conocimiento. 4) Al mismo tiempo, espero y deseo que todas las herramientas que apoyarán nuestras decisiones en el futuro sean capaces de liberarnos unos minutos en cada una de nuestras consultas, para mirar a nuestros pacientes a los ojos, para hablar con ellos, para tranquilizarles. Esto también debe ser la medicina del futuro.

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