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Descubre en qué consiste la comunicación no violenta y practícala

A pesar de que cada vez tenemos más herramientas para comunicarnos, los seres humanos no siempre sabemos expresar de la mejor forma las cosas que sentimos o que nos pasan, y es importante trabajar en esta habilidad. Practica la comunicación no violenta si quieres que tus vínculos entiendan mejor todo aquello que les dices.

Hacerse comprender no es algo fácil. Si desesperamos en el intento por lograrlo, reduciremos las probabilidades de que alguien efectivamente pueda ponerse en nuestro sitio y desarrolle empatía para con nuestra persona.

Pero, ¿qué es la comunicación no violenta?

Es importante repasar el origen del concepto, y éste proviene del psicólogo estadounidense Marshall Rosenberg. Concretamente, en su obra «Comunicación no violenta: Un lenguaje de vida» fue que abordó esta problemática.

Allí afirma que, si se quiere resolver una situación conflictiva, todos los involucrados deben quedarse conformes. Claro que esto no parece sencillo, pero según el profesional hay tres claves: observación, expresión y petición.

¿Cómo adoptar este concepto?

El primer paso para adoptar una comunicación no violenta es considerar el punto de vista de los implicados. Siempre que todos estén dispuestos a ponerse en lugar ajeno, los inconvenientes se arreglarán pronto.

Cualquier petición que hagamos a los demás debe hacerse reconociendo cuánto se pide que cedan, y el aprecio que tenemos por ellos, ya que tanto la cercanía como la valoración son dos elementos de peso al «negociar».

Consecuencias habituales de las interacciones violentas

Si tus relaciones no disfrutan de una comunicación no violenta, y los reclamos se hacen en tonos inadecuados, seguramente será imposible que haya puntos en común que permitan dejar atrás estas desavenencias. Y entonces no nos entenderemos y la cosa irá a peor.

Para esto se ha creado la comunicación, pero muchas veces no funciona por una razón de peso, y es no entenderse entre todos.

De hecho, la agresividad en la construcción de nuevas conexiones sociales es vista como un indicio de toxicidad. Notar que la comunicación no fluye y que nadie está dispuesto a resignar es una señal de que algo no va bien.

Lo que pasa es que para no liarse más, uno lo deja pasar, y las consecuencias pueden ser peores. Trabajar este concepto e ir hacia una comunicación verbal, entendible, que no destruya, que implique a todos y que no sea violenta es una de las cosas más importantes a realizar y a transformar.