Cuidar la piel para plantarle cara al cáncer

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Dr. Jesús García-Foncillas, director del Instituto Oncológico OncoHealth y del departamento de Oncología de la Fundación Jiménez Díaz

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La piel es una de las grandes damnificadas de las terapias contra el cáncer. Los tratamientos son imprescindibles para la cura de esta enfermedad, pero en ocasiones sus efectos son nocivos. Para intentar paliar y combatir los efectos dermatológicos de las terapias, el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz ha puesto en marcha una Unidad de Cuidado de la Piel para pacientes oncológicos que ayudará a las personas con cualquier tipo de cáncer a combatir los efectos dermatológicos negativos del tratamiento.

«La quimioterapia, la radioterapia, los tratamientos hormonales o la inmunoterapia pueden llevar asociados efectos secundarios vinculados con problemas en la piel, tales como elevada sequedad, sensibilidad, enrojecimiento y otros desequilibrios. Esta unidad pretende ayudar a reducir los efectos dermatológicos de la toxicidad de algunos fármacos oncológicos y, al mismo tiempo, prevenir, tratar y educar en un aspecto muy importante como es el cuidado correcto de la piel, que también, como otros órganos, sufre las consecuencias de los tratamientos neoplásicos», explica el Dr. Jesús García-Foncillas, director del Instituto Oncológico OncoHealth y del departamento de Oncología de la Fundación Jiménez Díaz.

La unidad, ubicada en el Instituto Oncológico OncoHealth, ya está en funcionamiento en la Fundación Jiménez Díaz y en los hospitales universitarios Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba. En la misma, los pacientes son evaluados y tratados por un equipo formado por dermatólogos, oncólogos y profesionales de enfermería oncológica. Además, se realiza un seguimiento periódico para comprobar y conseguir que los efectos secundarios de las terapias sean ínfimos o no se produzcan.

Para “velar por la salud dermatológica del paciente oncológico”, la Fundación Jiménez Díaz se ha asociado con el laboratorio dermatológico La Roche-Posay, especializado en tratamientos para personas con las pieles sensibles o fragilizadas, con el objetivo de mejorar su calidad de vida. El laboratorio, perteneciente al grupo L’Oréal y que cuenta con una selección de productos adaptados a las necesidades dermatológicas de un paciente bajo tratamiento oncológico con efectos secundarios en la piel.

Abordaje psicológico y emocional

Pero, las huellas que deja el cáncer no sólo aparecen en la piel. Más allá de los efectos clínicos, pasar por un tratamiento oncológico requiere un apoyo psicológico y emocional a los pacientes. «Es fundamental tratar el cáncer desde una perspectiva global, teniendo en cuenta todas aquellas consecuencias de la enfermedad que afectan a la calidad de vida de quienes la sufren para ofrecer una asistencia completa e integral al paciente oncológico», defiende el Dr. García-Foncillas.

«Este proyecto anima a superar muchas barreras y muchas trabas, aportando una experiencia positiva en un espacio de encuentro entre pacientes que ofrece alegría, ánimo y fuerzas para seguir luchando contra la enfermedad», explica por su parte Jesús Pérez Fierro, responsable del proyecto de Oncología de La Roche-Posay.

Además, el aspecto personal también cobra protagonismo durante estas terapias. Por eso, además de recomendaciones para cuidar la piel, en este nuevo servicio se ofrecen consejos para disimular defectos o recuperar rasgos de la identidad perdidos durante el tratamiento, como aprender a redibujar las cejas o mejorar la salud y el aspecto de las manos y las uñas.

Con estas iniciativas, se reforzarán los vínculos sociales y la autoayuda entre pacientes. Como relata Pérez Fierro, «los talleres ayudan psicológicamente a superar esas dificultades y esos estigmas de la sociedad de una enfermedad que crece día a día; si el paciente se ve bien, se siente bien».

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