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Cuando el sudor en verano deja de ser normal y se convierte en una enfermedad

La hiperhidrosis es un sudor excesivo que aparece incluso en reposo, no sólo por calor o ejercicio

Durante el verano es normal que aumente la sudoración: nuestro cuerpo activa este mecanismo natural para regular la temperatura interna. Suele bastar con una buena higiene diaria y el uso de antitranspirantes para estar cómodos. Pero cuando el sudor se convierte en una presencia constante, incluso en situaciones tranquilas o frescas, puede ser mucho más que una molestia: podríamos estar ante hiperhidrosis.

La hiperhidrosis es una condición médica caracterizada por una sudoración excesiva que va más allá de las necesidades térmicas del cuerpo. Sus manifestaciones comunes incluyen axilas, manos, pies o rostro y, aunque no está vinculada al calor o esfuerzo físico, afecta profundamente la vida cotidiana. En España se estima que afecta aproximadamente al 3% de la población. Además, hasta el 40 % de los afectados presenta un familiar con el mismo trastorno, lo que sugiere un componente hereditario.

Además, el impacto físico y emocional no debe subestimarse. Hay personas que evitan dar la mano, cambian varias veces de ropa al día o rechazan situaciones sociales por inseguridad. Si no se aborda, la hiperhidrosis puede derivar en problemas de autoestima, ansiedad social y una calidad de vida deteriorada.

Así puede ser signo de hiperhidrosis el que algunas personas suden más allá de lo aceptable incluso en reposo o sin actividad física. ¿Cuándo debemos preocuparnos y qué soluciones existen? Esta es la pregunta que se ha hecho OKSALUD.

Mar Santamaria, responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma by DocMorris, explica cómo detectar y actuar ante una sudoración que va más allá de lo habitual en verano.

Primera línea: higiene y antitranspirantes

«La primera línea de acción pasa por identificar si estamos ante un caso de sudoración normal o de hiperhidrosis. En los casos leves o moderados, el uso de productos antitranspirantes puede resultar de gran ayuda. A diferencia de los desodorantes, que se limitan a camuflar el olor, los antitranspirantes actúan directamente sobre las glándulas sudoríparas para reducir la cantidad de sudor secretado. Lo hacen a través de sales de aluminio, un ingrediente seguro y aprobado para uso cosmético que forma una barrera temporal sobre los poros», destaca la experta.

Además, añade, la higiene diaria cobra especial relevancia. El uso de productos limpiadores formulados con prebióticos puede ayudar a reequilibrar el microbioma de la piel y reducir el mal olor corporal. Este es provocado, recalca, en gran parte, por la descomposición del sudor a cargo de ciertas bacterias cutáneas.

En algunos casos, sostiene Santamaria Sala, la sudoración excesiva puede estar relacionada con el consumo de ciertos medicamentos, cuyo efecto secundario es precisamente el aumento de la sudoración y recomienda que sea el médico quien pueda valorar posibles ajustes o alternativas.

Tratamientos médicos avanzados

«Cuando ni los productos tópicos ni las medidas de higiene resultan suficientes, existen tratamientos médicos avanzados que pueden ofrecer una mejora sustancial. Entre ellos se encuentran las inyecciones de toxina botulínica, que bloquean temporalmente los nervios que estimulan las glándulas sudoríparas; la iontoforesis, una técnica que aplica una corriente eléctrica suave sobre la piel (especialmente eficaz en manos y pies); o, en casos extremos, intervenciones quirúrgicas que actúan sobre los nervios simpáticos responsables del exceso de sudoración», explica.

«Conocer esta condición, hablar de ella sin tabúes y saber que tiene tratamiento es el primer paso para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. El sudor en verano es, en la mayoría de los casos, algo completamente normal. Pero si empieza a condicionar nuestras acciones o nuestro bienestar, no hay por qué resignarse: consultar con un dermatólogo y apoyarse en productos especializados puede marcar una gran diferencia», detalla.

Existen señales claras de que el sudor ha dejado de ser una respuesta útil y se ha convertido en un problema. Estas situaciones requieren atención médica o dermatológica, en lugar de únicamente soluciones cosméticas.