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Contaminación cerebral: así es como llegan y afectan los microplásticos al sistema nervioso central

Los microplásticos son una amenaza emergente para la salud, y su posible impacto en el sistema nervioso crea alarma

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Los microplásticos, diminutos fragmentos de plástico de menos de 5 mm, se han detectado en numerosos ecosistemas y organismos, generando preocupación por sus posibles efectos sobre la salud humana. Así, revisaremos las vías por las cuales los microplásticos pueden llegar al sistema nervioso central (SNC), los mecanismos que permiten su tránsito a través de barreras biológicas como la barrera hematoencefálica, y los potenciales efectos neurotóxicos.

De esta forma, en un estudio preliminar,  se detectó en una serie de muestras de cerebro humano recogidas en una autopsia a principios de 2024, contenían más fragmentos diminutos de plástico que las muestras recogidas ocho años antes.

El autor principal del estudio, Matthew Campen, profesor de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, señaló sobre este aspecto que «las concentraciones que vimos en el tejido cerebral de individuos normales, que tenían una edad media de unos 45 o 50 años, fueron de 4.800 microgramos por gramo, o el 0,5% en peso».

Y es que, al parecer, no está claro si, en vida, estas partículas son fluidas, entran y salen del cerebro, o si se acumulan en los tejidos neurológicos y promueven la enfermedad. 

Para el estudio, los investigadores examinaron los tejidos del cerebro, los riñones y el hígado de 92 personas que fueron sometidas a una autopsia forense para verificar la causa de la muerte en 2016 y 2024.

Basándonos en nuestras observaciones, creemos que el cerebro está atrayendo las nanoestructuras más pequeñas, como de 100 a 200 nanómetros de longitud, mientras que algunas de las partículas más grandes, de un micrómetro a cinco micrómetros, van al hígado y los riñones», dijo Campen para CNN.

Aumento de plásticos

En las últimas décadas, la producción y uso de plásticos han aumentado exponencialmente, resultando en una creciente contaminación ambiental. Los microplásticos, derivados de la degradación de productos plásticos más grandes o intencionalmente fabricados para su uso en productos de consumo, han sido hallados en el aire, el agua, los alimentos y, alarmantemente, en tejidos biológicos, incluyendo el cerebro. La presencia de microplásticos en el SNC plantea preocupaciones sobre su potencial impacto en la salud neurológica y su posible relación con enfermedades neurodegenerativas.

Entrada de microplásticos al cuerpo

Los microplásticos pueden entrar al cuerpo humano a través de diversas rutas, incluyendo:

Ingestión: la contaminación de alimentos y agua potable con microplásticos es una de las principales fuentes de entrada. Estudios han encontrado partículas en una variedad de productos alimenticios, desde pescados y mariscos hasta sal y agua embotellada.

Inhalación: los microplásticos suspendidos en el aire, especialmente en ambientes urbanos y domésticos, pueden ser inhalados y depositarse en los pulmones, desde donde podrían potencialmente migrar hacia otros sistemas, incluido el circulatorio.

Absorción cutánea: aunque menos común, se ha postulado que los microplásticos presentes en productos cosméticos y productos de cuidado personal podrían penetrar en la piel y entrar al sistema circulatorio.

Mecanismos de translocación a través de barreras biológicas
barrera hematoencefálica (BHE): la BHE es una estructura selectiva que protege al SNC de sustancias potencialmente nocivas. Sin embargo, estudios en modelos animales han mostrado que nanopartículas, y potencialmente microplásticos, pueden cruzar esta barrera. Esto podría ocurrir a través de mecanismos como el transporte transcelular, la translocación mediada por células inmunes, o mediante la alteración de la integridad de la BHE por procesos inflamatorios.

Vía olfativa: los microplásticos inhalados pueden acceder directamente al cerebro a través de la mucosa olfativa y el nervio olfativo, una vía que ofrece un acceso directo desde la cavidad nasal al SNC.

Efectos neurotóxicos

Inflamación y estrés oxidativo: la presencia de microplásticos en el cerebro podría desencadenar una respuesta inflamatoria, activando células gliales como los astrocitos y la microglía. Esta inflamación podría llevar a un aumento en la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS), causando daño oxidativo a las neuronas y otros componentes del SNC.

Neurodegeneración: la acumulación de microplásticos y la respuesta inflamatoria resultante podrían contribuir a la neurodegeneración, un proceso observado en enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Estudios han sugerido que los microplásticos pueden afectar la función sináptica y la señalización neuronal, promoviendo la pérdida de neuronas y la degeneración de las conexiones nerviosas.

Disrupción de la barrera hematoencefálica: la exposición crónica a microplásticos podría comprometer la integridad de la BHE, aumentando su permeabilidad y permitiendo la entrada de otras toxinas o patógenos al cerebro, amplificando los efectos neurotóxicos.

Implicaciones para la Salud Pública

La presencia de microplásticos en el cerebro humano y sus potenciales efectos negativos sobre la salud neurológica subrayan la necesidad de medidas urgentes para controlar y reducir la exposición a estos contaminantes. Esto incluye políticas de reducción del uso de plásticos, mejoras en el manejo de residuos, y el desarrollo de materiales alternativos menos perjudiciales para la salud y el medio ambiente. Además, se necesita investigación adicional para comprender completamente los mecanismos de toxicidad de los microplásticos y su relación con enfermedades neurodegenerativas.

Los microplásticos representan una amenaza emergente para la salud humana, y su posible impacto en el sistema nervioso central es motivo de creciente preocupación. La evidencia sugiere que estos contaminantes pueden cruzar barreras biológicas y desencadenar efectos neurotóxicos, lo que podría tener implicaciones graves para la salud pública. Se necesitan esfuerzos concertados para mitigar la contaminación por microplásticos y proteger la salud neurológica de las generaciones actuales y futuras.