Cómo tratar el pus en la garganta
Aunque puedas pensar que el dolor de garganta es una molestia común y poco peligrosa, pues hay muchas cosas que pueden provocarlo, sin duda el cuadro cambia cuando tu médico descubre que efectivamente. Descubre cómo tratar el pus en la garganta.
Existe una infección que por lo general, suele ser dolorosa y puede incluso causar fiebre, es por ello que en el presente artículo hablaremos de lo que comporta exactamente tener pus en la garganta, y lo más importante ¡te desvelaremos cuál es el correcto tratamiento ante este problema tan molesto!
¿Conoces las posibles causas?
Si efectivamente tu médico ha confirmado que tienes una infección, debes saber que está puede haber aparecido por diversos problemas de salud que incluyen la faringitis, la laringitis o la amigdalitis, y es que en cualquiera de estos casos es común que aparezcan placas de pus cuando las amígdalas están inflamadas.
Ese líquido espeso de color amarillento o verdoso, segregado por un tejido inflamado y compuesto por suero, leucocitos, células muertas y otras sustancias que llamamos pus, aparece cuando algunas bacterias, virus u hongos se introducen en el cuerpo (por una herida abierta o por un orificio corporal como la boca) y producen una infección, que cuando es grave, inevitablemente provoca bastante dolor aunque el sistema inmunitario esté batallando contra la infección enviando glóbulos blancos (leucocitos) para combatirla.
Es por eso que normalmente cuando advertimos la presencia del pus, la infección suele estar avanzada y debemos tratarla en cuanto antes, para lo que suele ser necesario el correcto diagnóstico de un médico que pueda aconsejarnos cuál es el tratamiento más adecuado para nuestro problema.
Los tratamientos que podemos aplicar
Las soluciones son múltiples, y es que podemos optar tanto por el uso de antibióticos y fármacos que a veces van acompañados de apiréticos, solo aconsejables cuando el problema es relativamente leve (pues estos pueden ayudar a aliviar la irritación de la garganta); como por la cirugía reconocida como amigdalectomía que se practica en los pacientes que ya han desarrollado un importante problema de amígdalas.
Entre los medicamentos que se suelen usar encontramos antiinflamatorios como el ibuprofeno, la nimesulida o el profenid para mejorar la inflamación, la fiebre, el enrojecimiento y la dificultad para tragar, y los corticosteroides como la prednisona o la dexametasona, que suelen recomendarse cuando los antiinflamatorios no resuelven el problema o cuando hay mucha hinchazón en la garganta; aunque como hemos comentado, esta decisión debe ser siempre tomada por un especialista.
Por otro lado, si tu médico se decanta por la intervención mencionada, lo que debes saber es que consiste en extirpar las amígdalas para terminar con este problema que aunque no lo parezca es muy común incluso en las edades más tempranas.
Aun así, si el problema es leve y no tenemos fiebre (que suele ser un indicador de gravedad) lo que se puede hacer también es apostar por remedios caseros que nos ayuden a mitigar el dolor siempre y cuando el médico apoye esta idea.
Entre estos remedios (la mayoría de los cuales suelen ir enfocados tanto a mejorar nuestro nivel de hidratación como a mejorar nuestros hábitos) encontramos tanto el consumo de agua tibia con miel (pues esta suele usarse con efectividad para reducir los problemas de garganta), como las gárgaras con agua salada, que nos ayudarán a reducir el dolor y el malestar en la garganta y lograrán que el pus se vaya disolviendo.
Dormir ocho horas diarias y evitar cualquier hábito que dañe la garganta (como fumar o permanecer en entornos cargados de humo o contaminación) también es de lo más aconsejable, pues las condiciones óptimas para poder combatir la infección deben darse en una casuística en la que estemos bien alimentados, hidratados y descansados.
Pues es la única forma de que nuestro cuerpo tenga fuerza suficiente para eliminar la infección y pueda enfocarse en ello mientras hacemos reposo hasta estar recuperados.
Algunos remedios caseros
Cuando tenemos este problema, lo mejor es ir al médico porque tratar el pus en la garganta no es tan fácil. De todas formas, hay determinados remedios caseros que pueden aliviar mitigar este problema.
Por ejemplo va bien beber agua tibia con miel (que ya hemos expuesto), porque la miel es buena para el resfriado, la tos y también para reducir el dolor de garganta.
Mientras que también se pueden hacer gárgaras con agua salada que se realiza en casa a base de agua tibia, sal y se mezcla. Todo ello permite que el pus que tengamos en la garganta se vaya disolviendo.
Entre otros la hidratación es también importante porque beber hace que la garganta no esté tan seca, y es totalmente necesaria para que el organismo vaya perfectamente. Debemos beber sobre 2 litros de agua al día.
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