¿Cómo influye lo que comes en verano en la zona íntima?: una ginecóloga responde
Una mala alimentación rica en azúcares libres, bollería industrial y productos procesados puede predisponer a un crecimiento desproporcionado hongos vaginales
Con la llegada del buen tiempo, los hábitos varían. Aprovechamos cualquier momento para salir a la calle y disfrutar del sol: un paseo por la playa, un plan de cañas en una terraza, una sesión de running al aire libre, un picnic con amigas… Cualquier opción es buena para desconectar y pasar un rato fuera de casa.
Lo que también varía en la época estival es nuestra alimentación. El consumo de helados, dulces y snacks ultra-procesados suele ser mayor cuando hace calor y aumentan los planes sociales.
Por otra parte, en verano el cuerpo necesita una mayor hidratación por lo que, además de beber más agua, cualquier plan fuera de casa suele ir asociado a tomar más zumos, bebidas carbonatadas o alcohólicas. Esto, sumado al desajuste de horarios, puede perjudicar tanto al microbioma intestinal como al microbioma vaginal.
Belén Gómez, ginecóloga del Hospital Infanta Leonor y colaboradora habitual de Chilly explica que «la microbiota vaginal, compuesta sobre todo por lactobacilus, mantiene un delicado equilibrio que condiciona un ambiente en la vagina, principalmente ácido, para dificultar el crecimiento de gérmenes que habitualmente se encuentran en los genitales o en el intestino”.
Gérmenes que se alimentan
Aquí es donde entra en juego la alimentación. «Hay gérmenes, como la Cándida Albicans, que se nutren directamente de azúcares simples y levaduras, obtenidos de hidratos de carbono de alto índice glucémico, lácteos o frutas muy dulces. Sin embargo, los hidratos de carbono de índice glucémico más lento, como legumbres o cereales integrales (trigo sarraceno, quinoa, mijo, arroz integral), son más saludables y no proporcionan tan rápidamente esos azúcares libres que alimentan los patógenos de las vulvovaginitis», añade la ginecóloga.
En definitiva, queda claro que una mala alimentación rica en azúcares libres, bollería industrial y productos procesados puede predisponer a un crecimiento desproporcionado de estos hongos habituales en nuestro cuerpo y comenzar a producir síntomas de candidiasis.
Por el contrario, una alimentación equilibrada, alta en vegetales, legumbres, cereales integrales, frutos rojos y frutas cítricas o alimentos ricos el probióticos, junto con una correcta higiene íntima, mejorará las condiciones del ecosistema vaginal y los síntomas de algunas infecciones vaginales, que son más propensas en verano.
La Dra. Gómez recomienda la utilización de geles específicos para la zona íntima como los de Chilly, «ya que tienen un pH más ácido que los geles de ducha normales, agentes limpiadores más suaves y están testados bajo control ginecológico».
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