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La cocaína fuera de control en España: un 13% de fallecidos en accidentes de tráfico la habían consumido

Sobre 2,24 millones de españoles admiten haber conducido tras haber tomado cocaína

El perfil del conductor accidentado tras haber consumido cocaína es el de un hombre de entre 35 y 54 años

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

La cifra es preocupante: el pasado año, el 13% de los conductores fallecidos en accidente de tráfico a los que se le hizo el test toxicológico dieron positivo en cocaína, una proporción que se ha incrementado un 54% en la última década. Estos datos han alertado a las autoridades sanitarias por un consumo de esta droga que no ha dejado de crecer en nuestro país. Tanto que España se sitúa a la cabeza de los países de la Unión Europea con un mayor consumo de cocaína, según el informe del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías.

Y es que, la cocaína o clorhidrato de cocaína es uno de los principales derivados de la hoja de coca, obtenido a partir de la pasta base. Es un polvo blanco, fino y cristalino, de sabor amargo, que se conoce coloquialmente como coca o nieve.

Por sus potentes efectos estimulantes sobre el sistema nervioso central, este alcaloide pertenece, junto con las anfetaminas, a la categoría de las drogas estimulantes mayores, para diferenciarlas de otros estimulantes menores como la cafeína o la nicotina. En los últimos años, el crecimiento en España ha crecido, siendo después del cannabis, la segunda droga ilícita más consumida en Europa. Los daños para la salud suelen ser irreversibles.

En cuanto a la situación con respecto al tráfico y los recientes datos, en lo que se refiere a los positivos en controles, las cifras aún van más allá, ya que el 52% de las pruebas realizadas por la Guardia Civil en 2023 dieron positivo en drogas, un porcentaje que, en el caso de la cocaína, llega al 19%.

El perfil del conductor accidentado tras haber consumido cocaína es el de un hombre de entre 35 y 54 años que circulaba con un turismo o una moto. Los accidentes suelen ocurrir en época de ocio (por la noche, en verano y en fin de semana) y son principalmente vuelcos, choques frontales o golpes contra obstáculos.

Sobre 2,24 millones de españoles admiten haber conducido tras haber tomado cocaína, una sustancia que, según afirman, consumen sobre todo para pasárselo bien un 59%. Además, 4,3 millones de automovilistas (16%) confiesan haberse subido en un vehículo en el que el conductor había consumido esta droga.

Alrededor del 40% de los conductores que consumen cocaína lo mezclan con más sustancias, principalmente alcohol (74%), marihuana (26%) y hachís (19%). Además, el 21% de los automovilistas que consumen esta droga la toman todas las semanas.

Por Comunidades Autónomas (País Vasco y Cataluña excluidas), las regiones con mayor proporción de positivos en los controles de cocaína de la Guardia Civil son Galicia, Baleares y Andalucía. En el lado contrario se encuentran La Rioja, Navarra y Aragón.

Cocaína, un daño irreversible para la salud

La cocaína es un potentísimo estimulante, que se absorbe y distribuye rápidamente por el organismo. Cuando es consumida esnifada provoca distintos efectos euforizantes de carácter pasajero, que duran entre 30 y 60 minutos, tras los cuales aparece un período de cansancio y disforia. Tras la inhalación de cocaína los consumidores suelen experimentar una sensación de euforia, excitabilidad, hiperactividad, sociabilidad, un estado de alerta y el deterioro de la capacidad de enjuiciar las cosas.

Además de estos cambios de tipo psicológico y del comportamiento, los consumidores experimentan, después del consumo, distintos efectos de tipo físico como taquicardias,  dilatación de las pupilas, aumento de la presión arterial, sudor, fiebre, vómitos, pérdida de apetito, etc.

La cocaína altera el funcionamiento del cerebro, modificando la comunicación entre las células nerviosas (neuronas), en especial de ciertos neurotransmisores como la dopamina, que son claves en el control de las sensaciones de placer. Provoca, además, el estrechamiento de los vasos sanguíneos, obligando al corazón a trabajar de forma más rápida para bombear sangre a todo el organismo, alterando su ritmo natural de funcionamiento y provocando diferentes alteraciones cardiovasculares. Por este motivo, los consumidores de cocaína tienen un mayor riesgo de sufrir infartos.

El consumo de esta droga suele ir acompañado de distintos síntomas psicológicos, de la conducta y fisiológicos de carácter desagradable o adverso, en especial cuando se ingiere de forma simultánea alcohol u otras drogas. Algunas de estas complicaciones pueden ser especialmente graves, como ocurre con las taquicardias y las arritmias, el fallo cardíaco, la disminución brusca e intensa de la circulación sanguínea, el infarto de miocardio, las hemorragias cerebrales, las crisis convulsivas con pérdida de conciencia, la asfixia o el síndrome hipertérmico (subida brusca e intensa de la temperatura corporal), que puede desembocar en insuficiencia renal y en un fallo metabólico generalizado.

Complicaciones orgánicas