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Reconocimiento a la Mejor Entidad de Fundación MAPFRE

Un abrazo que transforma vidas: premio a la Sociedad de San Vicente de Paúl por su trayectoria solidaria

La solidaridad comienza con un compromiso cercano y constante

El futuro de la solidaridad depende de los jóvenes y de la cooperación global

Con presencia en 155 países y más de 2 millones de voluntarios, la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) trabaja silenciosamente para mejorar la vida de quienes más lo necesitan. Su acción diaria, que va desde comedores sociales hasta acompañamiento hospitalario y centros de escucha, llega a más de 30 millones de personas en situación de vulnerabilidad. Según detalla su presidente general internacional, Juan Manuel B. Gómez, a OKSALUD esta red global de solidaridad enfrenta importantes retos y acumula numerosos logros.

Un reconocimiento al compromiso

Gómez explica que el reciente reconocimiento otorgado por Fundación MAPFRE, el Premio a la Mejor Entidad por su Trayectoria Social, es un motivo de profundo agradecimiento que pertenece a todos los socios, voluntarios, amigos y colaboradores. Destaca que su compromiso constante hace posible llevar a cabo proyectos que promueven una sociedad más justa y menos dependiente del asistencialismo.

El estilo de servicio de la SSVP es cercano, personal y siempre respetuoso. La ayuda que ofrecen se brinda desde un plano de igualdad, sin importar religión, color, raza o cualquier otra circunstancia. Más que una organización, se conciben como una red de amigos unidos por la vocación de hacer del mundo un lugar mejor. Su lema internacional, ‘Tu abrazo renueva el mundo’’ refleja esta forma de entender la solidaridad: mejorar al prójimo para también mejorarse a sí mismos.

En España, la SSVP desarrolla más de 240 proyectos sociales dirigidos a personas sin hogar, hospitalizadas, mayores, familias vulnerables, mujeres, infancia, juventud, migrantes y personas con adicciones. Gómez señala que uno de los grandes retos actuales es la soledad no deseada, una de las pobrezas más extendidas y dolorosas del siglo XXI. Para combatirla, la Sociedad ha impulsado el Proyecto de Acompañamiento en Hospitales y Residencias y, recientemente, ha inaugurado en Madrid el primer Centro de Escucha, un espacio destinado a ofrecer cercanía, acompañamiento y apoyo emocional.

La coordinación de esta extensa red de voluntarios se realiza a través del Consejo General Internacional (CGI) y 12 vicepresidentes territoriales, quienes supervisan y planifican los proyectos en cada país. Además, la Sociedad es miembro asociado de la UNESCO y consultor especial del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), consolidando su papel como actor internacional en la lucha contra la pobreza.

El premio de Fundación MAPFRE, dotado con 40.000 euros, se destinará a proyectos de cooperación internacional y al apoyo del voluntariado joven. Gómez explica que esta ayuda económica permitirá impulsar la cooperación al desarrollo internacional para atender desastres y emergencias, así como respaldar a los grupos de jóvenes que representan la fuerza presente y futura de la misión solidaria de la Sociedad.

Iniciativas locales con impacto social

En Madrid, la organización desarrolla iniciativas destacadas como el Comedor Social Santiago de Masarnau, que ofrece más de 200 comidas diarias y talleres de alfabetización, y el proyecto de Acompañamiento Hospitalario en el Hospital La Paz, que realiza más de 100.000 acompañamientos al año. Todos los proyectos se gestionan bajo un modelo de calidad certificado con la norma UNE-EN ISO 9001:2015, lo que garantiza rigor, transparencia y mejora continua.

La Sociedad trabaja estrechamente con otras entidades internacionales, entre ellas Cáritas, Cruz Roja, Rotary International, Lions Clubs, el Movimiento Scout Internacional, la Soberana Orden de Malta, Fraternidad sin Fronteras y el Servicio Jesuita a Refugiados. Además, otorga su Medalla ‘Caridad en Esperanza’ a quienes se destacan por sus esfuerzos en la construcción de un mundo mejor.

En situaciones de emergencia global, la SSVP puede movilizar recursos rápidamente gracias a su Comisión de Ayuda Internacional y Desarrollo (CIAD) y al Fondo de Solidaridad Internacional (FIS), apoyándose en voluntarios locales que identifican necesidades inmediatas.

Gómez subraya que el futuro inmediato plantea continuar dando respuesta a las distintas formas de pobreza e injusticia, tanto material como espiritual. La Sociedad desea permanecer al lado de quienes sufren, ofreciendo escucha, compañía y esperanza, al mismo tiempo que transmite a los jóvenes su espíritu de amistad y entrega, asegurando así el relevo que permitirá seguir dando voz a quienes no la tienen.

Con casi dos siglos de historia, más de 2 millones de voluntarios y proyectos en todo el mundo, la Sociedad de San Vicente de Paúl demuestra que la solidaridad puede convertirse en un abrazo tangible, capaz de transformar vidas y devolver la esperanza allí donde más se necesita.