Salsa gravy

La salsa gravy es un clásico de la gastronomía inglesa. Se utiliza para acompañar asados o carnes de cualquier tipo, así como purés, o pasteles salados. Es una salsa delicada, sabrosa y con una textura aterciopelada. Se hace de forma muy rápida pero el resultado es convertir cualquier plato sencillo en elegante.

Una salsa muy popular

La salsa gravy es una salsa más que popular en Reino Unido, de hecho podríamos decir que es un imprescindible de su cocina. Pero aunque sea donde más se consume, la admiración por esta salsa ha traspasado las  fronteras, siendo también una salsa muy común en la cocina estadounidense principalmente, pero en la canadiense y la australiana también, donde es habitual verla acompañando una sencillas patatas fritas.

Como pasa con casi todos los alimentos que se gastan tan frecuentemente, acaban consumiéndose de forma más industrial que casera. Hay muchas marcas que ofrecen en el mercado salsa gravy granulada, o en cubos, o en forma de pasta en un tubo, en la que solo tienes que añadir agua para obtener la auténtica salsa gravy. Solo en 2016 casi 3 millones de ingleses utilizaron salsa gravy industrial. Una pena porque como vais a ver, es una salsa sencilla y rápida de hacer, donde la única complicación sería hacer el caldo de carne casero. Pero nuestro consejo es que hagáis una buena cantidad de caldo un día, y lo congeléis para poder usarlo cada vez que queráis hacer esta salsa o cualquier otra. Pero casero ¡todo sabe mejor y es más sano!

Receta de salsa gravy

Ingredientes

• 400 ml de caldo de carne (a ser posible casero)
• 40 g de harina
• 50 g de mantequilla
• 1/2 cucharadita de cebolla en polvo
• Sal
• Pimienta

Elaboración

1. Poner una cazuela a calentar a fuego medio, echar la mantequilla y cuando se haya derretido agregar la harina y la cebolla en polvo.
2. Mezclar la harina con la mantequilla y batir bien mientras se cocina hasta que empiece a hervir y la mezcla haya alcanzado un color dorado.
3. Sin dejar de batir añadimos el caldo de carne y llevamos de nuevo a hervir, dejamos que reduzca un poco o hasta que alcance la consistencia deseada.

   

4. Añadimos sal y pimienta al gusto.

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