Ensalada de pasta y gambas con salsa rosa
La ensalada de pasta y gambas es un plato muy socorrido para comer en casa cuando llegamos con la hora justa del trabajo, para compartir un día de picnic con los amigos, y para los niños. Cuando es más apetecible es durante el verano ya que es un plato que se sirve frío. A los dos ingredientes principales podemos sumar otros productos del mar que le vaya bien y otros complementos como pueden ser la piña que la hacen todavía más refrescante. De hecho, esta receta recibe el nombre de ensalada tropical. Importante es que todos los alimentos que queramos añadirles deben poder comerse frescos, es decir, sin necesidad de cocción.
La ensalada de pasta y gambas es un plato ligero, que se come muy bien y que es del gusto de casi todo el mundo. Se puede comer a cualquier hora ya que no hay que calentarla. Para su elaboración, podemos elegir cualquier tipo de pasta, aunque la más sabrosa para esta receta, posiblemente, sean las conchitas, lacitos o los espirales de verduras. Es decir, aquellos paquetes, que encontramos con pasta de diferentes colores.
Para empezar podemos ir cociendo la pasta. Lo ideal es un litro por cada cien gramos para que se hidrate bien y no se pegue. Y de sal ponemos 15 gramos justo en el momento en que el agua hierva. Una vez que se ha disuelto echamos la pasta y removemos para que no asiente en el fondo. Ponemos un chorreón de aceite de oliva virgen extra. El fuego siempre alto. Lo dejamos tanto tiempo como nos recomiende el envase, pero basta con ir probando. Lo más idóneo es que la pongamos al dente, sobre todo cuando es para comer fría en ensalada.
Ahora toca cocer las gambas – que sean de tamaño medio – para ponerlas enteras en nuestra ensalada. Compramos un cuarto de las que estén más frescas, y las cocemos con agua y sal. Las sacamos cuando vuelva a entrar en ebullición.
Ahora que tenemos la pasta a punto, nos ponemos con la salsa rosa. Hay muchas formas de hacerla, por lo que os mostraremos algunas variedades. Los dos ingredientes básicos son la mayonesa y el kétchup. De la primera ponemos 200 gramos, y de la otra dos cucharadas. De todas formas, conforme la vamos haciendo vamos viendo el color y probando hasta conseguir la conjunción adecuada de ambas. Cuando lo tengamos, sumamos una cucharadita de mostaza para evitar el chorreón de alcohol típico que llevan las saldas también conocidas como cóctel. Otra forma es con las mismas proporciones de mayonesa y kétchup, añadimos, el zumo de media naranja, el de medio limón y un chupito de brandy o whisky.
Antes de emplatar la ensalada de pasta y gambas la aderezamos con sal y pimienta y un chorreón de aceite de oliva para que esté más suelta.
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