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Receta de Ajoblanco malagueño

El ajoblanco malagueño es una receta de cuchara impresionante. Con toda la frescura y sabor tradicional de un plato con nombre propio vamos a disfrutar de unos ingredientes sanos y deliciosos.

El ajoblanco malagueño es una de las recetas tradicionales más conocidas de nuestra cocina. Se trata de una crema que nos permite aprovechar el pan del día anterior, lo combinaremos con unos ingredientes que lo harán destacar. La almendra sin tostar que se almacenaba en todas las casas después de la cosecha y un ingrediente tan destacado como el ajo eran los protagonistas de esta combinación de sabores sin igual. Los amantes del ajo y de las cremas caseras disfrutarán al máximo con un plato con nombre propio. Déjate seducir por la sencillez y la intensidad de este ajoblanco malagueño, en una sola cucharada te enamorará.

Ingredientes:

Cómo preparar un ajoblanco malagueño

  1. Para esta receta se utiliza un pan duro del día anterior, era una forma de aprovechar esos restos que quedaban y podían tener una nueva vida de la mano de una exquisita crema. Colocamos el pan cortado en rodajas en agua fría para conseguir que se ablande.
  2. Quedará mucho más fino si le quitamos la costra y nos quedamos solo con la miga. Este paso es importante para tener lista la base de este plato.
  3. Seguiremos con el resto de los ingredientes. Ponemos una olla con agua a hervir y disponemos las almendras, las vamos a escaldar. Colocamos el agua hirviendo encima y las escurrimos, de esta manera se pelarán mucho mejor y nos ofrecerán sus mejores propiedades.
  4. En un mortero vamos a colocar los ajos pelados y troceados. Lo podemos hacer con la batidora, pero la receta tradicional requiere la utilización de esta herramienta. Machacamos los ajos y las almendras con un poco de sal.
  5. Le añadiremos el pan remojado para que se forme como una especie de pasta que unirá todos estos sabores. Con esta base en el mortero, le iremos poniendo el aceite hasta crear una deliciosa crema, irá ligando todos los ingredientes y emulsionándose.
  6. Cuando tenemos la consistencia adecuada, le pondremos un chorro de vinagre y agua fresca. Tendremos de esta manera el ajoblanco terminado. Si optamos por usar la batidora realizaremos el mismo proceso, pero con esta herramienta.
  7. Rectificamos de sal y dejaremos que se enfríe en la nevera. Este plato se sirve muy frío en un plato hondo, lo acompañamos con unas uvas moscatel para realizar ese contraste de sabores que hará historia.