Felicidades, monstruo

Cada semana intentan enterrarle, pero Cristiano Ronaldo sigue vivo. Y coleando. Hoy 32 años contemplan al jugador más grande que haya pisado el Bernabéu vestido de blanco desde Alfredo di Stéfano. Felicidades, monstruo.

Porque Cristiano Ronaldo, como decía la letra de la canción que Rodrigo dedicada a Maradona, «en una villa nació, fue deseo de Dios crecer y sobrevivir a la humilde expresión, enfrentar la adversidad con afán de ganarse a cada paso la vida». Era un 5 de febrero de 1985. Ningún vecino de Funchal se imaginaba que aquel día nacería un niño que iba a cambiar la historia del pueblo, de la isla de Madeira y de Portugal entera. Un niño que dominaría el mundo con un balón pegado al pie.

Han pasado 32 años y Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro es de largo el mejor futbolista portugués de todos los tiempos. Más que Figo, que Futre o que el mismísimo Eusebio. Cuatro veces Balón de Oro, triple campeón de la Champions y plusmarquista mundial de cuantas marcas se puedan batir en el mundo del fútbol. Sí, Cristiano, eres leyenda gracias a la historia que tú hiciste y a la historia por hacer.

Después de despuntar en el Sporting de Portugal y ganarlo todo en el Manchester United, Cristiano Ronaldo aceptó el reto de fichar por el Real Madrid y venirse a España para competir con un Barcelona que, por aquel 2009 con Guardiola y compañía parecía invencible. No para Cristiano.

Desde que llegó al Real Madrid Ronaldo ha ido devorando a las leyendas del club madridista, gol a gol, hasta superar al mismísimo Raúl González. Sus 385 tantos le ponen en la rampa de salida y en los números potenciales de superar los 500 cuando termine su contrato con el Madrid. Un extraterrestre.

El paso de la treintena le ha sentado bien a Cristiano Ronaldo, sobre todo los 31. Porque 2016 será un año que CR7 nunca olvidará: tercera Champions –rubricada al marcar el penalti decisivo de la tanda ante el Atlético de Madrid–, y el momento más feliz de su vida como portugués: alzar al cielo como capitán la primera Eurocopa de la historia de Portugal. Vinieron después la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubes, el The Best y el Balón de Oro.

Ahora, a punto de soplar sus 32 velas, Cristiano Ronaldo se prepara para reinventarse y seguir superándose a sí mismo. Porque a Cristiano Ronaldo todos los títulos del mundo no le bastan. Felicidades, monstruo.