El único protocolo de Sánchez es quitarse de en medio

El único protocolo de Sánchez es quitarse de en medio

El protocolo del Ministerio de Sanidad para la vuelta al colegio, el próximo 10 de enero, consiste, simple y llanamente, en un sálvese quien pueda. O dicho de otro modo: no habrá protocolo, dejando en manos de los centros las medidas a adoptar. Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer: ante el previsible incremento de contagios en los centros educativos, en pleno estallido de la variante ómicron, el presidente del Gobierno se lava las manos y deja la responsabilidad en manos de las autonomías.

El nuevo documento del Ministerio de Sanidad define únicamente el protocolo para el manejo de casos, sin mencionar los contactos y brotes. Y lo hace eliminando, por ejemplo, la exigencia de medidas de protección para los profesores, muchos de los cuales no han sido vacunados con la tercera dosis. Antes, el protocolo incluía un punto de protección al profesorado que ahora ha desaparecido, justo cuando más se necesita. En anteriores olas, el personal docente debía utilizar mascarilla FFP2 sin válvula, una pantalla facial y una bata desechable cuando  estuvieran cerca de niños que, por determinadas circunstancias, no se podían poner la mascarilla. Ya no.

A partir de ahora, sólo se exige cuarentena para el grupo burbuja en educación infantil. Da toda la sensación que el Ministerio, ante lo inevitable -la extensión de los contagios-, asume que la mejor medida es no adoptar medida alguna, como si lo que buscara es alcanzar la inmunidad por la vía de los contagios masivos. Y si sale mal, que sean las comunidades autónomas quienes carguen con el marrón. Y es que el nuevo protocolo ya no contempla la situación epidemiológica y el diseño de sistemas de protección específicos, lo que es clave para determinar, controlar y hacer el seguimiento de los brotes. Serán los colegios quienes, en cada caso, arbitren las medidas que consideren oportunas, todo un caos ante la dejación de un Ejecutivo que se ha quitado de en medio. La responsabilidad del Ministerio de Educación y del Gobierno central desaparece por completo. O dicho de otro modo: Sánchez, más que nunca, hará la de Pilatos.

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