Opinión

Un tricornio para Pedro Sánchez

Ya es oficial: el Gobierno autonómico golpista de Cataluña, antaño conocido como Generalitat, discriminó a los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional destinados en esta comunidad autónoma respecto a miembros de otros cuerpos policiales con la vacunación contra el covid. Usted, querido lector, y servidor, ya estábamos convencidos de que los secuaces de ERC y Junts en la sanidad pública catalana habían intentado, por todos los medios, retrasar todo lo posible la inmunización de los miembros de la Benemérita y el CNP. Pero es que ahora lo ha confirmado el Tribunal Supremo, y eso son palabras mayores.

Ya es firme la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que probaba este extremo. Y es que la bajeza moral de ERC y Junts llegó al extremo de retrasar la vacunación de los agentes de estos dos cuerpos que, al ser colectivos de alto riesgo de contagio por su contacto directo y constante con la población, y además pertenecer a los servicios esenciales, deberían haber sido inmunizados con presteza. La Generalitat se volcó en vacunar a su policía, la que tiene repleta de activistas separatistas – los Mossos d’Esquadra –, y evitó hacer lo mismo a los que considera «fuerzas de ocupación», la Policía Nacional y la Guardia Civil. La «excusa» moral del secesionismo fueron las cargas del 1 de octubre, cuando el secesionismo intentó llevar a cabo su golpe de Estado con un referéndum fake que violentaba nuestro sistema de libertades.

Hace poco más de un mes publiqué en OKDIARIO una columna (Visca la Guardia Civil) en la que glosaba todos los comportamientos miserables del separatismo catalán hacia los agentes de la Benemérita, un cuerpo abnegado al servicio de toda la sociedad. Esta columna ha merecido un galardón por parte de la delegación de Barcelona de la Hermandad de Amigos del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil (Habecu). Por supuesto, les doy las gracias, pero son ellos, los guardias civiles que cada día se dejan la piel por nosotros, los que se merecen todas las distinciones del mundo. Ellos y todos los cuerpos y seguridad del Estado que son minusvalorados por un Gobierno que ha perdido el norte.

Frente a la miseria moral de un separatismo que ha perdido cualquier freno moral, sólo queda la firmeza de un Estado que debería tener un mínimo de dignidad. Tras la sentencia del Tribunal Supremo debería haber salido el ministro del Interior a exigir unas disculpas públicas, por parte del presidente de la Generalitat, a todos los agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional a los que se vacunó con retraso. No sólo no se ha hecho, sino que tenemos un Gobierno que ha puesto la cabeza de la directora del CNI en una bandeja, para entregársela a unos partidos que dieron un golpe de Estado y cuyos dirigentes fueron condenados por sedición, por unas escuchas que se hicieron con autorización judicial.

Insisto: la Generalitat no quiso vacunar con diligencia a agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional en Cataluña por razones políticas, porque a los agentes de los Mossos d’Esquadra sí que se les inmunizó con celeridad. Este comportamiento indigno pudo causar contagios, e incluso la muerte, a los afectados, a sus familiares y amigos y a los ciudadanos que interactuaron con ellos. Y el Gobierno de España no ha exigido responsabilidades de ningún tipo al Gobierno autonómico catalán.

Al contrario, se ha puesto al servicio de gente como Aragonés o Junqueras, que han demostrado una y otra vez su bajeza moral. No se puede degradar más la confianza de los españoles en nuestras instituciones, porque el presidente del Gobierno está al servicio de lo peor de la política española: los partidos que han intentado subvertir nuestro régimen constitucional de libertades. Le aconsejo a Pedro Sánchez que se ponga un tricornio, a ver si se le pega algo de la voluntad de servicio a la sociedad que tienen los agentes de la Benemérita, y consigue la dignidad suficiente para dejar de ser un lacayo de los partidos secesionistas.