Opinión
CARPE DIEM

Un tranvía llamado deseo

Esta es la historia, parafraseando el título de una famosa película, de un tranvía llamado deseo. Y este deseo, para la izquierda gobernante, es el Tranvía de Palma, un proyecto de construcción de una línea de tranvía que debería recorrer, y tal vez recorra algún día o quizás no llegue a recorrer nunca, la ciudad de cabo a rabo es decir, de norte a este, conectando el Hospital de Son Espases con el aeropuerto y la Playa de Palma. Las obras deberían haber comenzado en 2011, durar 31 meses y entrar en servicio en 2013. Pero desde entonces hasta hoy llevamos ya con este proyecto más de diez años de retraso.

El trazado proyectado en su día, aunque a día de hoy todavía pendiente de cambios, discurre íntegramente en superficie, pasando por las Avenidas en dirección este hasta llegar al Arenal pasando por el Molinar y el Coll den Rabassa. Del proyecto de construcción de una segunda línea de tranvía que debería unir el centro de Palma con Santa Ponsa pasando por el Paseo Marítimo, Cala Mayor, Portals Nous, Palmanova y Magaluf, nunca más se supo.

Este proyecto ya formaba parte de los programas electorales del PSOE​ y de la coalición Bloc per Mallorca​ en las elecciones municipales de 2007, pero el cambio de gobierno autonómico y local en 2011 motivó su cancelación temporal. Tras las elecciones del 2015, la mayoría de izquierda recuperó el poder en Palma y planteó de nuevo el tranvía y para ello cuenta con el apoyo del gobierno de la Comunidad Autónoma, que lo incluyó en 2018 en su proyecto estratégico de transporte público 2019-2026. Así las cosas, las obras podrían empezar antes del 2023 y entre 2025-26 estar finalizadas. 10 años más tarde del calendario programado para el proyecto original. Pero…

Hasta aquí las cosas sobre el papel, aunque convendría atenerse a la realidad, y esta no es otra que la cantidad de inconvenientes que tal proyecto conllevaría, contra toda lógica, de llevarse a cabo. Para empezar, tender vías por las Avenidas desde la plaza de España hasta enlazar con el circuito Molinar-Coll d’en Rabassa, supone eliminar un carril en ambos sentidos en la vía mas importante y colapsada de la ciudad. Y solo por esto el proyecto ya debería haber sido eliminado por inviable. Ítem más, colocar vías desde el Molinar hasta el Coll d’en Rabassa por una calle de dos carriles y doble dirección, es un disparate aún mayor que colapsar las Avenidas.

Luego están las diferencias a su paso por terrenos del aeropuerto que pueden resultar igualmente insalvables. Y por si todo esto no fuera suficiente, ahí está aún por decidir el resto del trazado hasta llega al Arenal. ¿Caben pues más problemas e inconvenientes? Evidentemente, no Pero el voluntarismo de una parte de la izquierda, la impulsora de este proyecto, resulta inamovible. Así las cosas, no solo están dispuestos a invertir una cantidad enorme de dinero cuando hay necesidades más perentorias en materia viaria, sino que van a colapsar la ciudad. Pero es evidente que para algunos no hay que dejar que la realidad estropee un bonito sueño.