Opinión

Sólo le ha faltado cambiar la estrella de Oriente por el puño y la rosa

En la visión progresista de la ópera Amahl y los Visitantes Nocturnos, adaptada por el hermano músico del presidente del Gobierno, los Reyes Magos tenían que ser diferentes, pues ya se sabe que la izquierda reinterpreta la Navidad cristiana según sus propios cánones. La laicidad en estado puro pasa por convertir a Gaspar, Melchor y Baltasar en cooperantes de la Cruz Roja, de la  agencia para refugiados de la ONU y de Médicos Sin Fronteras. No son unos magos reconocibles, porque eso es más propio de la ultraderecha,  y como es natural Sus Majestades no van ataviadas con los trajes que recoge la tradición, sino que visten la habitual ropa de trabajo de estos colectivos. Se trata, en suma, de que los Reyes no se parezcan en nada a los Reyes Magos de Oriente, por lo que no es descartable en absoluto que en años venideros la estrella de Oriente sea sustituida por el puño y la rosa.

En la ópera navideña del hermano músico de Pedro Sánchez de lo que se trata -dice- es de «vincular el drama cantado con referencias reconocibles y compartibles, para poder originar esa particular vivencia entre la emoción y la reflexión que es la esencia del género». Esas referencias son el actual conflicto en Palestina y la ofensiva de Israel, faltaría más. No aparecen, por fortuna, terroristas de Hamás, pero esta claro que los malos malísimos son los israelitas y que el contexto de la ópera está inspirado en el marco mental de la izquierda, con campos de refugiados palestinos como escenario preferente.

La obra cuenta la historia de una mujer y su hijo que reciben una noche la visita de los tres Reyes Magos a los que coge de imprevisto un temporal camino a Belén. La familia les acoge en su tienda, pero, por la noche, a los Reyes les roban el oro y las piedras preciosas que llevaban como ofrenda al Niño Jesús. Y como eso de perdonar al que delinque ya forma parte de la tradición sanchista, los Reyes Magos -vestidos de médicos y cooperantes – les ofrecen el indulto.  ¿Les suena?