Sólo una derecha unida podrá garantizar la derrota de Sánchez
El momento político actual requiere de unión y no de división. España está viviendo uno de los capítulos más delicados de la democracia debido al golpe de Estado perpetrado por los secesionistas catalanes. Unos dirigentes irrespetuosos con la legalidad vigente que han arrollado –y arrollan– con desdén la Constitución, el eje de nuestro bienestar, y un Gobierno que, para mayor escarnio, les ha concedido todo tipo de concesiones con el único objeto de permanecer en el poder gubernamental. Por ello, y con una desaceleración económica incubándose lentamente en Europa, pues Alemania –la locomotora de la economía europea– ya está mostrando signos de desaceleración, Pablo Casado ha tomado la determinación de aliarse con sus rivales políticos, Ciudadanos y VOX, ofreciéndoles un gran pacto para evitar que el PSOE de Pedro Sánchez gobierne.
Albert Rivera y Santiago Abascal deberían aparcar sus diferencias y no caer en las mismas hostilidades que las producidas en Andalucía tras el 2D. En aquel entonces, al igual que ocurre ahora, el fin último es evitar la funesta gestión que los socialistas hacen de las instituciones públicas. Gracias a este pacto a tres, los andaluces lograron librarse del PSOE tras casi 40 años de liderazgo. El 28A la meta debe ser la misma: no permitir que Sánchez ocupe el Palacio de la Moncloa. Ciudadanos y VOX deben sentarse a la mesa con el presidente del PP, escuchar sus sugerencias y evitar que un nuevo pacto de izquierdas, esa amalgama de separatistas, podemitas y proetarras, encumbre nuevamente al socialista como presidente del Gobierno. Por responsabilidad y, sobre todo, para proteger el Estado del Bienestar de todos los ciudadanos, incluso de aquellos que no les votan, las tres fuerzas de derecha deberían cohesionarse para derrotar electoralmente al actual jefe del Ejecutivo.
PP, C’s y VOX deben estar unidos para frenar a esa izquierda española que pretende poner en grave riesgo el orden constitucional del que disfrutamos. El grave conflicto secesionista en Cataluña sólo se podrá reparar con un Gobierno fuerte y garante de la Carta Magna que afronte con determinación y sensatez el desafío permanente de Quim Torra y sus manipulados adeptos. A tenor de lo ya acontecido a lo largo de esta corta legislatura, hace tiempo que el PSOE de Sánchez, unas siglas con 140 años de historia, dejó de formar parte del ala constitucionalista. Casado, Abascal y Rivera deben obrar con inteligencia, prudencia y, sobre todo con altura de miras y con nobles propósitos, porque sólo de ese modo podrán garantizar un triunfo de la derecha.
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