Si Madrid quiere puede ser la City
El Brexit podría ser una oportunidad histórica para Madrid y, por extensión, para el resto del país y su economía. La niebla de incertidumbre que envuelve el futuro empresarial de las grandes compañías en Londres es ya un componente más del día a día británico. Si el Ejecutivo que dirige Theresa May no ofrece las garantías de un fácil acceso al mercado único europeo —y lo va a tener muy complicado— estas corporaciones abandonarán la isla rumbo a la Europa continental. Un ejemplo es Goldman Sachs. Representantes del mayor banco de inversión a nivel mundial han estado en la capital de España para analizar las posibilidades de trasladar su sede. Este indicio esperanzador puede culminar en una gran noticia a pesar de que hay rivales tan difíciles como París o Milán.
Precisamente por esa competencia, Madrid tiene la obligación de ofrecer lo mejor de su repertorio tanto en condiciones como en reputación para lograr así un cuantioso botín en forma de inversiones y puestos de trabajo. Ahora que el fin del bloqueo político está próximo, tendríamos el primer punto ganado. Otra baza a nuestro favor es el arduo trabajo de captación que está desarrollando Cristina Cifuentes. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha actuado con diligencia a la hora de fijar una hoja de ruta compartida con la Cámara de Comercio, la patronal y los sindicatos. El objetivo es atraer esa parte de la City descontenta o temerosa por las medidas aislacionistas de los antieuropeos. No obstante, y a pesar de la previsión, la ciudad vive condicionada por la deficiente gestión del Ayuntamiento. Manuela Carmena y su equipo son más conocidos por la suciedad en las calles o el caos circulatorio que por albergar iniciativas que redunden en el desarrollo económico y financiero de la ciudad.
Las grandes corporaciones buscan estabilidad y seguridad jurídica en sus potenciales destinos así como grandes superficies con oficinas donde asentar sus sedes. Algo que no les ofrecen las principales ciudades de Francia, Italia, Alemania u Holanda, donde el déficit de espacio juega en contra. Madrid podría colmar esas expectativas pero Carmena se empeña en paralizar la Operación Chamartín y, con ella, parte de las principales opciones de que la capital del Estado se convierta en el centro financiero de toda Europa de aquí a unos años. Dicha operación contaría con seis torres, entre ellas el rascacielo más grande de la Unión Europea. Un emplazamiento idóneo para dar cobijo a todas esas empresas que harían de Madrid una de las principales urbes europeas.
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