Opinión

Sánchez toma el virus como aliado

Según su inveterada costumbre, Sánchez volvió a mentir en el Congreso. No es cierto; el coranovirus, la crisis que ha traído apañada, no nos desbordó a todos, a todos los españoles. Le ha desbordado a él que, por lo menos, negó cinco veces que el virus nos fuera afectar y que, en consecuencia, no había que adoptar, contra su enorme letalidad que entonces no reconocía, otras medidas que las comunes contra el catarro o la gripe. Nos mintió y parece que quiere seguir haciéndolo apoyado tibiamente por una oposición que no tiene otro remedio que unirse ante la catástrofe, y sin el menor apoyo de un partido, Esquerra, que es el que le mantiene en pie y en Moncloa. Sánchez ha engañado de nuevo a los autónomos a los que, en el colmo de la villanía, va a continuar obligando a pagar unas cotizaciones por un trabajo que ya no tienen, y naturalmente por un salario que ya no están cobrando.

Y sí ha mentido a los autónomos, ha mentido incluso a los que le están apoyando. En medio de esta cruel vorágine, el presidente del Gobierno se ha bajado los pantalones con sus socios de Podemos y, no para atender a las presuntas medidas sociales que éstos no han presentado, sino para colar, de rondón y sospechosamente, la presencia de Pablo Iglesias en cualquier actividad relacionada en el futuro con nuestra Seguridad Nacional, en el funcionamiento del Centro de Inteligencia. Iglesias en el CNI va a ser el simio que llega a sus archivos con una cuchilla de afeitar entre los dientes. A este individuo desalmado, a Iglesias, le está importando un pimiento el sufrimiento del país en general, un dolor, unas muertes, que también son efecto de sus actuaciones, de las que, él por lo menos, alentó; recuérdese la bochornosa manifestación de las feministas infectocontagiosas. Lo único que les importa a los comunistas de Iglesias es el poder, por la vía que sea, los muertos que los entierren otros. Iglesias no está en la enojosa Comisión del Coranavirus, sí lo está sin embargo en las decisivas investigaciones del CNI. Un horror para España que se queda a a partir de este momento en sus pecadoras manos.

Algunas de las bondadosas apelaciones a la unidad en esta hora trágica de España, a lo mejor son necesarias en su formulación, pero es de suponer que el centroderecha se esté dando  cuenta de que en Sánchez todo es arbitrismo y artificiosidad. Ahora precisa de sus enemigos del PP, VOX y Ciudadanos, y a ellos se somete, apesadumbrado y contrito, reconociendo, sin consecuencia alguna, que sí, que en ciertos momentos el maldito virus “Nos ha desbordado”. Eso ya no vale para nada. Lo que no es admisible es los que tan aparatosamente se han equivocado no paguen por ello. El Gobierno de coalición del Frente Popular ha saltado por los aires, pero el jefe pretende que se termine con el latoso virus y que todo siga igual. Por ejemplo, la permanencia de una de sus propuestas estelares que ni siquiera en estos días se ha molestado en disimular: la subida de impuestos. ¿Recae el centroderecha en que nuevamente es presa de las trampas indecentes de Pedro Sánchez?

A este sujeto no se le puede apoyar. Es un falaz. Ahora sólo quiere tiempo para ver cómo sale de esto. También para él, como para su conmilitón Iglesias, este es el objetivo. Ninguno más, que el país tampoco se engañe. Dejemos, eso sí, que la muerte deje de acecharnos, pero nada, a continuación, podrá seguir siendo lo mismo. Y menos aún con Sánchez en La Moncloa. El también cuenta con el virus como aliado. Tras el drama casi bíblico, llegará la magnitud de la demoledora crisis económica que nos espera. ¿Alguien puede creer que un Gobierno así puede gestionarla decentemente? De  ninguna de las formas. En el asténico Parlamento Nacional, Sánchez ha logrado una aquiescencia casi general que usará, lo verán, para su propio beneficio. Si es verdad, como predicen los expertos, que allá por el 16 de abril, el maldito virus nos empezará a abandonar, no lo es menos que entonces se iniciará la lucha contra la peor crisis económica que nunca hayamos padecido en España. Para ese momento, el centroderecha no puede permitir a Sánchez seguir un minuto más en el poder.

Y, fin con una pregunta: ¿cómo es posible que el virus, que ha enfermado a las señoras de Sánchez e Iglesias, no haya contagiado a ambos? Hasta para ese menester el COVID-19 se está comportando como un aliado de Sánchez.