Sánchez sobre Yolanda: «Un calvario»

Sánchez Yolanda

Si la vicepresidenta Yolanda Díaz se sorprende de la actitud de su jefe político respecto a ella, es que es de una ingenuidad preocupante o de un analfabetismo ad hominem clamoroso.

Pedro Sánchez, fiel a su propio estilo, se ha dado cuenta de que su ministra de Trabajo es una rémora a la hora de su pretensión del momento de restañar heridas con los empresarios, sobre todo del IBEX, y, por ende, les ha prometido encontrar una solución al respecto.

Como no puede mandarla a paseo, como quisiera, porque arrastraría a todo el Gobierno y a él mismo, la solución es sencilla: cortocircuitar cualquier iniciativa de la titular de Trabajo que aumente la sima entre los empleadores privados y el propio Sánchez.

Fuentes de toda solvencia del mundo empresarial (IBEX) relatan sus recientes encuentros con el presidente y, siempre según las mismas fuentes, éste no se recata en denominar a su vicepresidenta como «lo más parecido a un calvario». Tampoco hace falta mucha imaginación e inteligencia para deducir que las relaciones (otrora de fraternal afecto, o lo que fuera) entre el jefe del Poder Ejecutivo y su vicepresidenta no pasan por el mejor momento. Y a Sánchez se le nota demasiado en sus gestos despectivos. Fiel a sí mismo.

Pedro Sánchez entiende la política y la vida en general con él como epicentro victorioso y resultón. El que coadyuva a la causa, léase Xabier Fortes, tiene mesa y mantel; los que osan poner en almoneda sus cualidades como estadista se van directamente al averno. No hubo en este país, al menos desde la restauración democrática, un presidente del Gobierno que más inquina y acoso haya demostrado contra los empresarios. Una tras otra; imponiendo y no negociando. Una tras otra. Ahora le han convencido de que por ese camino no va a parte alguna. Y en su empanada mental cree que todo el mundo es tan olvidadizo como él. Si hay que sacrificar a Díaz (silencio, desprecio, ninguneo) se hace sin miramientos, como hizo con Iván Redondo, Ábalos y el sinfín de cadáveres políticos que ilustran su larga caminata pública.

Te ha tocado a ti, Yolanda. No serás la última…

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