Opinión

Sanchez rinde el Estado a Puigdemont

Puigdemont ha convertido a Sánchez en un títere en sus manos

Es difícil imaginar que más puede darle Pedro Sánchez a Carles Puigdemont para seguir garantizándose su apoyo. Le ha entregado todo, después de que estemos a punto de que se consume la última entrega: el control de fronteras y la capacidad de expulsión a extranjeros, aspectos estos que son competencia exclusiva del Estado y que entran de lleno en el terreno que la Constitución define como intransferibles.

Da igual. Puigdemont ha convertido a Sánchez en un títere en sus manos. El presidente del Gobierno ha cedido de nuevo y ha rendido la dignidad del Estado con tal de que Junts retire la proposición no de ley en la que se instaba al jefe del Ejecutivo a someterse a una cuestión de confianza. Lo peor de todo es la sensación que deja comprobar que Puigdemont puede hacer con Sánchez lo que quiera en cada momento y que Sánchez está dispuesto a ir más allá de lo que demanda el más elemental sentido de Estado para seguir atornillado a la Moncloa.

El presidente de Junts vuelve a ganar, pero su victoria no acaba aquí, sino que amenaza con prolongarse en el tiempo a lo largo de una legislatura en la que el presidente puede dejar el Estado convertido en una raspa. Nunca una permanencia de un presidente del Gobierno resultó tan cara, nunca se ejerció el poder de forma más obscena y nunca la democracia española fue pisoteada con tanto ahínco desde el Ejecutivo.

Carles Puigdemont ha vuelto a dejar claro que Sánchez es un pelele en sus manos, una marioneta cuyos hilos maneja a conveniencia mientras el presidente purga sin recato el Estado que ha convertido en jirones. Y lo malo es que esto todavía no ha acabado. ¿Hasta cuándo resistirán las costuras de la democracia española?.