Opinión

Sánchez se invita al desastre de Madrid

Pedro Sánchez desafía cualquier principio elemental de la lógica y aún aspira a ser presidente del Gobierno. A pesar de haber cosechado dos veces el peor resultado en la historia de su partido, el madrileño trata de llegar hasta la puerta de La Moncloa aunque sea de la mano de Unidos Podemos. Así lo demuestra el hecho de que dos personas de su absoluta confianza como Antonio Hernando y Rafael Simancas negocien con Manuela Carmena para entrar en el Ejecutivo de Madrid. Lejos de poner fin al desastre gestor que tanto la alcaldesa como su equipo están perpetrando desde hace más de un año, el secretario general del Partido Socialista está dispuesto a formar parte de él. El fin último es conseguir apoyos podemitas a nivel nacional. Una táctica que, más allá de la desesperación por conservar su puesto, resulta incomprensible. Sobre todo si tenemos en cuenta la maltrecha realidad del PSOE: el pasado 26 de junio volvió a dejarse 120.000 votos. Este pacto sólo serviría para seguir perdiendo apoyos al tiempo que daría vida a su mayor enemigo político.

Si el PSOE gobierna en coalición con Carmena estará respaldando a una regidora que espanta la inversión económica de Madrid, interpreta la Ley de Memoria Histórica de manera guerracivilista y paga con dinero público obras de teatro donde adoctrinan políticamente a los niños. Una mujer que, además, ha convertido el Palacio de Comunicaciones en la agencia de colocación privada de sus afines ideológicos y que, para colmo, tiene entre sus filas a ínclitos judicializados como Rita Maestre o Guillermo Zapata. Por todo ello, Sánchez vuelve a convertirse en paradigma de la irresponsabilidad al buscar un acuerdo con Podemos a través de una de sus marcas blancas. El líder socialista demuestra un nulo sentido de Estado, ya que mientras la sociedad española espera un acuerdo entre todas las fuerzas constitucionalistas, él se dedica a maniobrar para formar parte ejecutiva del Consistorio más desastroso de toda España junto con el de Barcelona.