Sánchez borra las huellas del delito
Es como si para indultar a un conductor borracho no se mencionara el alcohol. Sencillamente alucinante. El Gobierno de Pedro Sánchez no se refiere en las 15.975 palabras que conforman la motivación de la medida de gracia a Oriol Junqueras a la «violencia» que probó el Tribunal Supremo en su sentencia del 1-0 para condenarle por un delito de sedición. Esa «violencia», según el alto tribunal, no fue suficiente para condenarle por rebelión, pero de ahí a que no existiera hay un trecho muy largo, el que ha recorrido el Ministerio de Justicia para justificar su indulto al líder de ERC.
Es más, en su informe desfavorable al indulto, el Supremo es meridianamente claro y pone como ejemplo el Código Penal de Italia, donde se sanciona «con una pena privativa de libertad no inferior a 12 años los ataques violentos contra la integridad, independencia o unidad del Estado». Asimismo, en la sentencia del 1-0, el Supremo afirma que «se trataba de movilizaciones que desbordaron los límites constitucionales del ejercicio de los derechos de reunión y manifestación y que crearon el ambiente coactivo e intimidatorio necesario para obligar a la Policía Judicial a desistir del traslado de los detenidos al lugar en que iba a practicarse, por orden judicial, la entrada y registro».
La motivación del indulto a Junqueras obvia este hecho y simplemente alude a la Ley de 1870 que permite al Ejecutivo aplicarlo cuando lo considere conveniente para «los intereses generales». En conclusión: el Gobierno socialcomunista se esfuerza en borrar los hechos probados y las alusiones a la situación de violencia generada, asunto clave en la sentencia del Supremo que condenó a Oriol Junqueras a 13 años de cárcel por un delito de sedición en concurso medial (cuando un delito es necesario para la constitución de otro) y malversación. El Supremo dio por probados la existencia de «indiscutibles episodios de violencia», aunque se inclinó por la sedición en lugar de la rebelión, precisamente, porque entendió que la violencia no era una parte estructural del plan. Sánchez esconde ahora en su indulto los «indiscutibles episodios de violencia» y no motiva el perdón. Bueno sí, viene a decir que los indulta porque le da la gana.
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