Roldán, aquel socialista corrupto explicado a las nuevas generaciones

Luis Roldán
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Se ha ido el aragonés a los 78 años, después de protagonizar una retahíla de episodios sordos que asombraron a propios y extraños. Luis Roldán, a quien el Gobierno de Felipe González entregó -curriculum falso- nada menos que la Dirección General de la Guardia Civil.

A las nuevas generaciones esto les sonará a chino. Cuando en 1982, tras la quiebra y desaparición de UCD (centroderecha) que había protagonizado el milagro de la Transición, llega el socialismo al poder con extraordinaria fuerza con un gran líder, que se llamaba Felipe y se apellidaba González, se produjo un cambio espectacular. Aquellos jóvenes que antes sólo bebían agua descubrieron que existía la lubina, el Dom Pérignon, el caviar y los vuelos privados, los grandes hoteles y, por decirlo todo, la buena vida. Se aplicaron con fruición al arte de enriquecerse personalmente al grito de “el dinero tiene que cambiar de manos…”.

La corrupción se tabulaba en enciclopedias enteras. El caso más paradigmático fue este Luis Roldán que se acaba de ir al otro mundo sin decir dónde está la morterada de millones que robó desde la Guardia Civil, el Instituto Armado que debía proteger a los españoles de los chorizos. Hasta se quedaba con los donativos que llegaban para los huérfanos de los agentes caídos. De manera cutre, obscena, implacablemente corrupta.

Fue la prensa libre quien destapó un caso de robo masivo y a manos llenas. Exactamente igual que después y ahora. Por eso, me sorprende escuchar a dirigentes socialistas hoy (también fue enchironado Gabriel Urralburu, el jefe del PSOE en Navarra) acusar a los demás de llevar el latrocinio en el ADN. Luego vinieron los casos de los ERES andaluces y otros cientos de piezas colaterales.

Naturalmente, antes y ahora niegan la militancia política del susodicho que pasó diez años incomunicado en la famosa prisión de Brieva (Ávila) que luego habitaría otro personaje famoso por los trinques, Iñaki Urdangarin.
Roldán puso un antes y un después a un Gobierno socialista de entonces corrupto hasta las cachas. A partir de él, nada fue igual. Hasta ahora, que sacan pecho.

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