Los ratones del Ayuntamiento de Palma

Los ratones del Ayuntamiento de Palma
Los ratones del Ayuntamiento de Palma

El presidente Reagan tenía un extraordinario sentido del humor y durante una etapa de su carrera era frecuente que comenzara alguna de sus intervenciones con un chiste. Contaba con chanza que, en una ocasión, una mujer pidió insistentemente ver a Gorbachev y, ante la intensidad de la señora, los servicios de seguridad la condujeron frente al mandatario ruso. Finalmente, al hallarse frente a Gorbachev, la señora le preguntó: “Sr. Gorbachev, ¿el comunismo lo inventaron los científicos, o los políticos?”, el líder ruso, pensativo, contestó: “Los políticos…”.

La aguerrida señora entonces le dijo “ah, ahora lo entiendo todo. Un científico lo hubiera ensayado antes con ratones”. De entre todas las políticas disparatadas que los humanos han padecido, quizá la más perniciosa ha sido, y por desgracia sigue siéndolo, el comunismo. Estos días, en que acaba el plazo de alegaciones sobre la aprobación inicial del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Palma, no he podido evitar recordar el famoso chiste de Gorbachev, los ratones y el comunismo. Porque se trata de un verdadero experimento sociológico de dirigismo social, con los palmesanos usados como cobayas del laboratorio social comunista que Hila, Més y Podemos, han inaugurado en Palma.

Los sucesivos pelotazos del Plan anunciados sin el conocimiento de los responsables municipales, o que ningún palmesano haya sabido nada del PGPU desde 2014, o siquiera que las versiones catalana y castellana del Plan no se corresponden, o más concreto, que pueda expropiarse un solar a merced del Ayuntamiento si no se construye en tres años, que expulsan a los comerciantes del centro, que la movilidad convierte la ciudad en una ratonera, que no existe un solo informe que avale el gasto e inversiones para Palma en veinte años… parecen meras anécdotas, pero es que Hila ha
gastado siete años y más de un millón de euros de los palmesanos en llegar a tales conclusiones que, cada una bastaría para anular inmediatamente el despropósito íntegro del documento.

Pero voy más allá de los términos jurídicos, económicos o técnicos, porque el nuevo PGOU de Palma planteado por Hila es un instrumento paternalista de ingeniería social. La Imaginación Progresista, para la progresía dominante en Palma, la responsabilidad solo es un concepto que manejan
con cautela ciertos privilegiados, entre los que se encuentra ellos. A los ojos de la izquierda, el resto somos ese rebaño necesitado de un pastor que nos cuide, al que hay que guiar en todo. Entonces, organizan cursos de politólogos para concluir que ese rebaño iba demasiado descarriado y necesita de más tutela, y disponen un Plan General como éste. Y lo peor no es la superioridad moral de la izquierda, es el paternalismo.

El pensar que nadie podrá llegar donde ellos creen que debemos llegar sin su ayuda, y por eso conviene prohibir e imponer, en vez de incentivar y construir un modelo de ciudad. La idea de Hila para los próximos veinte años en Palma es sencillamente, un despropósito. El gran proyecto político de socialistas, comunistas y nacionalistas en Cort es un instrumento de dirigismo social, de ingeniería social al más puro estilo de los planes quinquenales y la teoría de las fuerzas productivas, redactado de espaldas a los técnicos municipales, sin la participación de los palmesanos.

Quien haya tenido el ánimo de leer sus más de quince mil folios, habrá comprobado que es un puzle inconexo que carece de lo más importante: una visión concreta de Palma para los próximos veinte años, y no una sucesión de lugares comunes. Ése es el verdadero drama de Palma, tener un alcalde como Hila, que tras siete años tomando decisiones, parece no habitar la misma ciudad que los palmesanos, la desconoce. Y lo que es aún peor, carece de cualquier proyecto de Palma en el futuro.

El documento estrella de Hila para Palma es un bodrio inadmisible, quizá como colofón a un alcalde que viniendo a vestir a Palma con la camisa de la libertad, ha acabado imponiéndole una camisa de fuerza.

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