El que se mueve no sale en la foto

El que se mueve no sale en la foto

Tras las últimas elecciones autonómicas y municipales, las urnas ofrecen un claro resultado: hay tres partidos de centroderecha que están llamados a entenderse, pues –con sus matices– es mucho más todo aquello que les une que los adversarios comunes a los que deben enfrentarse. Pensando en ideas básicas como el respeto a las leyes, la rebaja de impuestos, el apoyo a la iniciativa privada, el aprecio por la familia y la unidad de España, parece más sencillo que Rivera, Casado y Abascal dialoguen entre sí que cualquiera de ellos tres alcance un acuerdo con Sánchez o Iglesias, ya no digamos con Otegi o Torra.

Estamos constatando, sin embargo, que una realidad es el marco ideológico al servicio del interés general y otra, bien distinta, las luchas por el poder. Confiamos en que sólo tenga que ver con el calor de las negociaciones, pero a veces llega la impresión de que en el fragor tacticista de los despachos podría llegar a dilapidarse lo más importante, que es esa mayoría social de centroderecha.

Los vetos cruzados entre Ciudadanos y Vox no sólo ofrecen una imagen de escasa madurez democrática; también podría significar una estrategia contraproducente para el futuro de ambas formaciones. Porque si hay partidos de centroderecha –unos más de centro y otros más de derecha– que son incapaces de trazar alianzas con sus aliados naturales, entonces sus votantes tomarán nota y en la próxima cita electoral se decantarán por la formación que haya demostrado mayor capacidad negociadora y de representación.

En el caso de Madrid, el ovillo de las negociaciones puede desenredarlo las propias urnas; ellas son el principio de todo diálogo entre partidos. El final de los pactos tampoco debería diferir en exceso de lo expresado por la voluntad popular. Los madrileños han manifestado que son una comunidad de centroderecha en términos de mayoría absoluta y, dentro de este cuadro ideológico, el orden de preferencia ha sido PP, Ciudadanos y Vox. La lectura es muy sencilla. También es cierto que el suicidio es libre y, de un tiempo a esta parte, parece un deporte en auge.

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