Puede dudarse de si hubo un error humano o informático, pero no de que Batet mintió

Puede dudarse de si hubo un error humano o informático, pero no de que Batet mintió

La polémica desatada a raíz del error -informático o humano- en el voto del diputado del PP que permitió sacar adelante la reforma laboral del Gobierno está tapando una realidad incuestionable: que la voluntad democrática del Congreso, sede de la soberanía nacional, fue la de rechazar el proyecto de ley del Ejecutivo. Por supuesto, las formas y los procedimientos son esenciales en una democracia, pero su uso torticero -la presidenta de la Cámara mintió al asegurar que la Mesa ya había sido informada del incidente y decidido no permitir enmendar el sentido del voto del diputado popular- constituye algo mucho más grave que en un error. Por decirlo más claro, Batet no se equivocó, porque su intención fue aprovechar lo ocurrido para -saltándose de forma voluntaria el Reglamento- violentar la democracia. A nadie le cabe duda de que la mayoría de la Cámara, libremente, decidió no convalidar el decreto del Ejecutivo y que, si finalmente salió adelante, fue por un error -informático o humano- que en ningún caso puede estar por encima de la voluntad democrática.

Este argumento ya fue defendido por OKDIARIO editorialmente el mismo día de la polémica votación. Y es que el propósito de enmendar en tiempo y forma el error -suyo o del sistema- del diputado del PP debería bastar por la sencilla y aplastante razón de que la votación presencial en el Congreso no había comenzado aún. Pero es que, además, el rechazo de Batet a la pretensión de subsanar el error se basó en una flagrante mentira. La tercera autoridad del Estado sí que incumplió el Reglamento de la Cámara y lo hizo con la intención de servir a los intereses del Gobierno, impidiendo así que pudiera cumplirse la voluntad democrática del Congreso de los Diputados. Esa es la clave: hubo un error (humano o informático), pero bien pudo corregirse a tiempo si Batet se hubiera comportado como una demócrata en lugar de prevaricar impunemente.

Lo último en Opinión

Últimas noticias