Los precios siguen al alza
La inflación no termina de ceder. Así, el IPC general crece un 0,3% intermensual, y la subyacente crece, en el mismo período, un 0,4%, acelerando su crecimiento mensual. En términos interanuales, se desacelera el índice general, al crecer el IPC un 3,4% interanual, pero por mero efecto base, pues mensualmente sigue creciendo un 0,3%, lo mismo que el mes anterior, y la subyacente, se acelera, al crecer un 3%, lo mismo en interanual que el mes anterior, pero una décima más (0,4%) mensual que el mes anterior.
Lo grave es que estos ritmos altos de inflación se producen sobre niveles de precios muy elevados alcanzados en los meses anteriores, con lo que sigue mermando el poder adquisitivo de los agentes económicos. Si con la desaceleración del crecimiento interanual de los últimos meses sucedía eso, pues seguía creciendo, aunque a menor ritmo, ahora que no sólo es que no crezca, sino que, además, se acelera ese incremento de la inflación intermensual, la situación empeora, tal y como ya pudimos comprobar en el dato de marzo.
Recordemos que muchos productos han visto aumentar su precio de manera exponencial: así, sobre niveles ya muy elevados, en mayo (último dato disponible con ese nivel de desagregación) el precio de los alimentos aumentó un 4,4% interanual; la carne de cerdo, un 3,3%; los aceites, un 45,5%, en una subida exponencial durante muchos meses; los productos lácteos, un 1%, sobre subidas ya importantes de meses previos; las patatas, un 4,4%; el pescado, un 6%; el azúcar, un 4,5%. Todo ello, sobre subidas acumuladas ya muy importantes en los últimos meses.
Todo ello, hace que desde que gobierna Sánchez la inflación haya subido un 19,71%, mientras que la subyacente, durante su mandato, lo haya hecho un 17,50%. Esto merma renta disponible a los agentes económicos, que se empobrecen, especialmente las familias, afrontando, con los ahorros generados durante la pandemia ya gastados, un horizonte muy difícil, en el que la mitad de los españoles tiene dificultades para llegar a fin de mes, mientras el Gobierno los sigue endeudando y asfixiando con impuestos.
Una vez eliminadas la mayor parte de subvenciones que camuflaban la evolución de los precios, se ve cómo estructuralmente España sigue teniendo un problema de inflación.
Es más, una vez que eliminó las ayudas y la rebaja de impuestos, la inflación ha subido: el índice a impuestos constantes de mayo (último disponible) se situó 6 décimas por debajo del IPC general una vez que se subieron los impuestos: ahí se ve el efecto negativo inflacionista de los impuestos. Además, la preocupante evolución del crecimiento económico, basado en el gasto público (que ha expulsado a la inversión, que se encuentra por debajo de los niveles anteriores a la pandemia), tensa los precios al alza.
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