Opinión

Política abertzale: ruina segura

La política abertzale de Uxue Barcos y sus coqueteos con los proetarras de Bildu conseguirán el más difícil todavía: hundir la economía de una comunidad tan próspera como Navarra. Uno de los principales problemas de las ideologías radicales es que suelen ir acompañadas de números rojos en las cuentas públicas y privadas. Los empresarios buscan estabilidad política y social para generar riqueza y puestos de trabajo. Ambas condiciones brillan por su ausencia en el actual Gobierno autonómico. Desde que Barcos tomara posesión de su cargo en julio de 2015, la deuda pública navarra ha pasado del 18,3% del Producto Interior Bruto (PIB) a más del 19%. Este contexto ha provocado que la Comunidad Foral haya tenido que recurrir a los préstamos y emitir deuda. Es más, según la CEOE, es el único territorio de España donde el pesimismo empresarial es más alto que el optimismo. De hecho, cada vez se crean menos empresas mientras que, amparados por la gestión anquilosante de Geroa Bai, el número de funcionarios públicos crece de manera incesante.

Las perspectivas no son halagüeñas. La confianza de empresarios e inversores se ha desplomado en Navarra a causa de las constantes veleidades del Ejecutivo presidido por Barcos. Algunos de los hechos acaecidos en los últimos meses son losas casi imposibles de levantar. El pasado invierno, Geroa Bai sucumbió a los deseos de EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra y enarboló la ikurriña en los edificios públicos —respetable bandera autonómica pero perteneciente al País Vasco— en detrimento de la propia. Fue sólo la punta del iceberg. Uxue Barcos y sus compañeros fueron incapaces de condenar con contundencia la brutal paliza que un grupo de abertzales propinó a dos guardias civiles en Alsasua. De hecho, tanto la consejera de Interior, María José Beaumont, como la propia presidenta de Navarra dijeron que las detenciones de los violentos eran «innecesarias». No es de extrañar que los empresarios salgan despavoridos. Lamentablemente para los navarros, el clima resulta irrespirable.