Opinión

¡Pobres carteristas! Cuando la superioridad moral se dirige a los propios

  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

Diversas publicaciones han mostrado estos días cómo una usuaria del metro sale en defensa de una carterista señalada y detenida por otros usuarios. Y, ¡pásmense!, al parecer no es la primera vez. Para incredulidad de personas corrientes, como usted o como yo, eso no es ninguna novedad. Al parecer tan edificante escena de exhibicionismo moral se ha visto otras veces. Aunque, eso sí, que haya sucedido en Barcelona, centro consuetudinario de tradiciones políticas insensatas y laboratorio político de los hijos de la burguesía progre, le quita extrañeza al asunto. Barcelona es el lugar ideal para que una mujer, frente al flagrante delito, se encare, no con el ladrón (ladrona, en este caso) sino con los ‘caza carteristas’ que la habían pillado. Y es perfectamente posible, como ha sucedido aquí, que, al reproche, le añada una elevación por arriba apelando, por ejemplo, al victimismo femenino, que tantas bocas cierra. Efectivamente, la defensora de carteristas tras su «qué más da una cartera» añade, ante la estupefacción de los presentes, que lo intolerable en realidad es que a una mujer alguien «le toque»:

Barcelona, donde estas cosas son posibles. Y no lo digo sólo yo. Un tuitero lo describe bien: «Nuevo capítulo en el metro de Barcelona. Una mujer (de fenotipo de izquierdas) defiende a una carterista. Os juro que nunca hubiera podido imaginar ese nivel de estulticia, pero nada me sorprende del contexto catalán». Exactamente. Ya saben que el acrónimo WEIRD significa en inglés occidental, educado, industrializado, rico y democrático, es decir, «occidental, educado, industrializado, rico y democrático». La sociedad occidental es extraña y excepcional en comparación con gran parte del mundo actual. Hay características que hablan de unos cambios recientes en nuestro ámbito geográfico y cultural. Joseph Henrich, autor del término, los vincula, inclusive, con las características de un cerebro también «extraño». Realidad que, como cualquier otra cosa, tiene partes buenas y partes malas. Por un lado, esa rareza nos ha dado el liderazgo en derechos, libertades, tecnología, expectativa de vida o progreso. Pero también por el otro, atención, nuestra herencia judeocristiana nos satura de culpabilidad. Tenemos remordimientos por casi todo y hasta disfrutamos con ello. La idea morbosa de algunos weirds extremistas es que somos los más malos del planeta. Por ello, como predica la defensora de los carteristas, debemos dejarnos abusar por cualquiera con las interseccionalidades adecuadas. En este caso de la carterista por ser mujer, migrante, pobre y de algún grupo «estigmatizado».

Así lo ven también diversos usuarios de las redes sociales donde se han viralizado las imágenes de esta escena. Muchos se muestran incrédulos ante esta clase de situaciones: ‘Hemos perdido el sentido’, dicen. Y son mayoría los que no entienden de ninguna manera cómo alguien puede defender a una carterista que, además, lo más probable es que sea multirreincidente. ¡Aunque también los hay que sugieren que esa defensora de carteristas podría ser quizá una cómplice de la banda! Algunos comparan este último con otros videos donde se ve a una mujer muy parecida en una escena similar. ¿Es acaso porque es el mismo «fenotipo de izquierdas», como dice el tuitero, el que vemos? ¿O es realmente una cómplice explotando los sentimientos de culpa de un ciudadano weird sin defensas inmunoideológicas? El problema es que, si non è vero, es pero que muy, muy bien trovato. Sabemos que podría ser perfectamente real, que caeríamos en la trampa. Y, mientras tanto, la delincuencia y el desorden nos abocan a algo que se parece demasiado al Tercer Mundo, al No-Wierd.