El ‘pirata’ Sánchez pide a los niños que no sigan su ejemplo

El ‘pirata’ Sánchez pide a los niños que no sigan su ejemplo

El borrador del proyecto de real decreto, al que ha tenido acceso OKDIARIO y por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria, es un nauseabundo compendio de ideas tóxicas y sectarias con las que la izquierda pretende adoctrinar a los niños desde su más tierna infancia. Como ha resumido la responsable de las políticas de Educación del PP, Sandra Moneo, «resulta evidente» que el desarrollo curricular que está haciendo el Gobierno con la Lomloe es «introducir la ideología en las aulas». Detrás de esa palabrería fofa y lemas angelicales que nadie se atrevería a discutir -«educación para el desarrollo sostenible, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural…”- se esconde un siniestro programa de adoctrinamiento dirigido a lavar el cerebro de los niños para que deglutan los mantras de la izquierda y los repitan hasta la extenuación para que no se les olvide.

Lo más sonrojante es que pretenden imponer a los alumnos de Primaria códigos de conducta que ellos mismos han incumplido en el ejercicio del poder. Un ejemplo es la consigna que incorpora el Gobierno en el borrador del currículo de Educación Artística en el que aboga por «un uso responsable de bancos de imágenes y sonidos» y por «el respeto por las licencias de uso y distribución de contenidos generados por otros». Resulta de traca que esta recomendación provenga de un Gobierno cuyo presidente plagió una tesis doctoral y una ministra tuvo que dimitir por hacer lo mismo con su trabajo de fin de máster.

Porque conviene no olvidar que en nuestro país el plagio tiene nombre y apellido: Pedro Sánchez. El presidente de Gobierno recurrió al más burdo ‘copia y pega’ en 2012 para elaborar su tesis de doctorado en la Universidad Camilo José Cela fusilando -como adelantó OKDIARIO en exclusiva- hasta 44 fuentes documentales que procedieron del Ministerio de Industria que comandaba Miguel Sebastián y en el que trabajaba  Carlos Ocaña -conocido como ‘Cocana’-, que acabaría siendo ‘el negro’ de la tesis de su amigo Sánchez, por aquel entonces un desconocido diputado socialista. Todo el material se elaboró con recopilaciones de datos del propio Ministerio. Sánchez le añadió unas cuantas páginas al informe y lo presentó como un trabajo propio e individual, cuando lo cierto es que no era ninguna de las dos cosas. Ejemplos, casos, gráficos, textos, párrafos, índices, conclusiones… todo estaba plagiado. Obtuvo un cum laude pero en plagio.

Por eso, es una tomadura de pelo que el mismo Sánchez, que llegó a tener la desfachatez de poner como ejemplo de honradez y ética en la tribuna del Congreso la dimisión de ministros alemanes por «plagiar una tesis», ahora se proponga aleccionar a los niños sobre las virtudes de no robar contenidos ajenos. Exigencias éticas que, como ya es habitual, la izquierda aplica a sus rivales políticos pero no a ellos mismos.

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