Los niños con los niños, las niñas con las niñas

Los niños con los niños, las niñas con las niñas

Inés Arrimadas, Andrea Levy, Margarita Robles y Carolina Bescansa debaten este jueves entre ellas por dos motivos: pertenecer a partidos distintos y ser mujeres. Concurrir a un debate por una simple cuestión de género poco o nada ayuda a la igualdad intersexual. Muy al contrario, lleva hacia atrás la página de la historia y nos sitúa de nuevo en aquellos contextos que creíamos ya pasados donde los niños iban con los niños y las niñas con las niñas. Cuando posen frente a los fotógrafos, antes de que comience la confrontación de ideas y argumentos, será, como decía el poeta Miguel Hernández, como si “el tiempo amarillo” se hubiera posado sobre esa instantánea.

Un tiempo amarillo que, en base a la política espectáculo y al show por encima del fondo programático de ideas y propuestas, vuelve a separar a hombres y a mujeres y, de nuevo, convierte a éstas últimas en una suerte de aperitivo vistoso, mero previo del debate de presidenciables que tendrá lugar el próximo lunes 13 de junio. Si la realidad de la política española constata que no hay una sola candidata a ocupar La Moncloa, tendremos que aceptarla y esperar a que los partidos cambien su estrategia de cara al futuro si lo consideran una falta de sintonía con nuestra realidad social. No obstante, otorgar este debate como si fuera una cuota es aceptar un machismo implícito que cree necesaria la deferencia y, por lo tanto, fomenta la diferencia. Las mujeres no necesitan gestos para alcanzar la igualdad, sino medidas donde primen la libertad y la meritocracia.

Entre las cuatro representantes no hay coincidencia alguna de tipo orgánico o representativo que, por sí sola, justifique este encuentro. Inés Arrimadas es la lideresa de la oposición en Cataluña; Margarita Robles, número 2 de la lista del PSOE por Madrid; Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas del PP; y Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Político de Podemos. La mayoría de ellas, mujeres de talento que poseen un currículo sólido. Caso especialmente reseñable es el de la propia Margarita Robles, que fue la primera mujer en España que presidió una sala de lo penal. Por ello, aún resulta más incomprensible que se presten a este debate en femenino.

Un debate innecesario que, además, se celebra en un clima de cansancio generalizado entre la población. Los ciudadanos asisten preocupados a esta nueva campaña, inquietos por los efectos nocivos que la parálisis institucional pueda tener sobre la economía en general y sobre sus propias vidas en particular. La sobrexposición de los políticos desde finales de 2015 y la repetición de las elecciones generales hace que la abstención crezca más de tres puntos en la mayoría de las encuestas publicadas hasta el momento. Es, por tanto, un evento sin sentido que vuelve a significar a la mujer como una minoría en sí misma y que, además, incide en el tedio que recorre el país, donde la gente necesita más medidas y reformas que confrontaciones fútiles.

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