Míster X en el corazón de la ‘Koldosfera’

Sánchez Koldo

Habrá que reconocer a míster X que sólo un tipo de su catadura moral puede tener y ejercer como campeón indiscutible de caradura en cualquier circunstancia y ocasión. Está tan mal que ni siquiera recuerda, cuando habla, de dónde viene y en dónde está. Su ira desaforada el pasado miércoles delata, en cualquier caso, la situación anímica en la que se encuentra.

«Está muy equivocado», le dijo a Feijóo el pasado miércoles, «si cree que puede sacar ventaja por un tema de corrupción…». ¡Y se quedó tan ancho er muchacho! ¿Ha olvidado ya que el 1 de junio del 2018 se convirtió en jefe del Gobierno por cuenta de un caso de corrupción en el mejor de los casos infinitamente menos importante que el llamado caso Koldo que, en síntesis y en justicia, es el caso Sánchez?

La mera aplicación del sentido común en el asunto que tiene soliviantados a los españoles lleva a colegir por corto y por derecho que el responsable máximo desde el punto de vista político (por el momento) de ese colosal desaguisado con miles de millones de euros malversados no es otro que Pedro Sánchez. ¡Se mire por donde se mire! Y esto es lo que ha percibido justamente una inmensa mayoría del pueblo español. No es ese pobre hombre llamado Koldo y apellidado García. Es, por añadidura, un tal José Luis Ábalos, tan prepotente y excesivo cuando detentaba el inmenso poder que Sánchez le había entregado a cambio de resultar el primer matón volcado en satisfacer sus ambiciones. De modo y manera que el silogismo está servido: si Koldo actuaba por cuenta de Ábalos, esto no era otra cosa que las órdenes que recibía de Sánchez. Y ¡sanseacabó! La X pasa por Pedrito, el marroquí, y es ahí donde hay que poner el foco policial, judicial y mediático.

Sólo cuando Armengol conocía que las peticiones/exigencias que recibía de Ábalos tenían a la superioridad avalando, decidió perpetrar la orgía de tropelías cometidas y que son descritas a diario por la prensa libre. Marlaska, cuando decidió dar satisfacción en la compra de mascarillas a su colega de Transportes, era perfectamente consciente que por encima del barrigudo levantino se encontraba otro. Y así… hasta diez.

La estrategia de Sánchez es de libro. La mejor defensa es un buen ataque. Utiliza a Pablo Casado para meterse en el búnker como si los ciudadanos fueran tontos… Es verdad que algunos/muchos lo son. Cuenta a su favor que sus coaligados separatistas miran hacia otro lado. Por ejemplo, si Urkullu decidió derribar a Rajoy en su día, ¿qué tendría que hacer ahora?

A míster X-Sánchez, en cualquier caso, le debemos estar sumamente agradecidos. Cada día nos ofrece más alpiste para el divertimento y el jolgorio nacional. ¡Lástima que salga tan caro!

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