¿Es mentira, Sánchez, que acercaste al País Vasco a un etarra con 3.860 años de cárcel?
La realidad es que un etarra condenado a 3.860 años de cárcel, Daniel Pastor, será homenajeado durante las fiestas del barrio bilbaíno de Recalde. Y la realidad es que el Gobierno de Pedro Sánchez permitió su traslado hasta el País Vasco dentro de la estrategia de acercamientos de presos de ETA que ha mantenido durante la legislatura. La realidad es que el sanguinario Pastor es considerado uno de los etarras más sanguinarios y que es el responsable de los asesinatos del brigada Luis Conde en Santoña, donde disfrutaba junto a su mujer de unos días de vacaciones, y del policía Eduardo Puelles, al que colocó una bomba en los bajos de su vehículo. El historial criminal de Pastor se completa con la detonación de una furgoneta bomba frente a la casa cuartel de Burgos, donde dejó un saldo de 160 heridos, de los cuáles, 41 eran niños. La realidad es que Pastor, lejos de arrepentirse, se ha mostrado en varias ocasiones especialmente contrario al perdón, al asegurar en varias ocasiones que sólo desea «castigar a los que les castigan». No contempla el perdón, como sí lo han hecho algunos «conversos sumisos a la opresión», sino que pretende llevar a cabo la venganza. «Deseamos esforzarnos junto a la clase trabajadora en la creación de un frente unitario que nos permita avanzar y dotarnos de los instrumentos necesarios para poder castigar vuestro castigo».
Que en la España de Pedro Sánchez alguien como este etarra sanguinario pueda recibir un homenaje habla a las claras del grado de degradación que hemos alcanzado, pero lo verdaderamente ignominioso es que Pastor haya contado con el visto bueno del Gobierno socialcomunista para ser ‘agraciado’ con un traslado al País Vasco que es la quintaesencia de la indecencia. Porque Pastor no es un etarra arrepentido, sino un etarra que sigue apostando por la violencia. Esta es la realidad que Pedro Sánchez trata de ocultar bajo el pretexto de que está siendo víctima de una campaña de mentiras que sólo pretende ‘deshumnanizarle’.