Opinión

El mensaje del gesto de Carvajal: la medalla es de España, no de Pedro Sánchez

El malestar de los jugadores de la selección española de fútbol con Pedro Sánchez -del que OKDIARIO ha venido informando en exclusiva- se escenificó con toda crudeza durante la recepción en el palacio de la Moncloa. Después de que los jugadores, a iniciativa de los capitanes, se negaran a que el presidente del Gobierno bajará al vestuario tras proclamarse campeones de la Eurocopa, lo ocurrido un día después no deja duda alguna sobre el evidente descontento de los integrantes del equipo nacional frente a los intentos del Ejecutivo de rentabilizar políticamente el éxito de nuestros campeones. Basta observar el desdén con el que Dani Carvajal responde al saludo de Pedro Sánchez para darse cuenta del malestar de la selección española con un Ejecutivo que ha pretendido subirse al carro de un triunfo que no le corresponde. No hay que ser muy sagaz para apreciar la diferencia entre las imágenes de los jugadores con el Rey, en un ambiente de franca cordialidad, tanto en Berlín, sobre el césped, como en la Zarzuela- y la gélida relación entre los integrantes del combinado nacional y el presidente del Gobierno.

La reacción de Carvajal ejemplifica a la perfección el grado de indignación de unos jugadores que se han sentido utilizados por un Ejecutivo que ha tenido un comportamiento hipócrita: mientras el Rey estuvo a su lado desde el primer momento, Pedro Sánchez -cuyo distanciamiento con los responsables de la RFEF rayó en momentos con la mala educación- se ha comportado como el clásico arribista. El interesado y ventajista desembarco del Gobierno en Berlín -hasta una decena de altos cargos del Ejecutivo acudieron a presenciar la final- ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de un equipo que acudió a la Moncloa por respeto institucional, aunque muchos de sus integrantes no ocultaran públicamente su malestar. Que Pedro Sánchez haya tratado de apropiarse, con fines partidistas, de la medalla lograda por la selección española de fútbol ha sido demasiado como para no dejar constancia del malestar. El gesto de Carvajal es elocuente y encierra un mensaje: la medalla es de España, no de Pedro Sánchez.