Opinión

Lo que los ‘progres’ no te están contando sobre Israel

“La violencia que Israel lanza desde los cielos sobre Gaza” o “Gaza languidece bajo la ofensiva por tierra y aire de Israel” son algunas de las falsedades que ciertos medios de comunicación españoles están propagando entre sus lectores para volver al clásico juego de victimizar a toda Palestina y culpabilizar a todos los israelíes.

A los terroristas se les combate, no se les regala ni flores, ni se puede quedar uno cruzado de brazos esperando que cejen en su empeño por destruirte, porque entonces te machacarán hasta borrarte del mapa. Y en esas está Israel desde hace una semana. Lo que allí se vive no es una guerra contra Palestina, es una guerra contra el terror y contra los terroristas de Hamás. Fueron ellos quienes comenzaron a lanzar cohetes desde el pasado lunes sobre la población civil israelí y la lógica dice que el país tiene no sólo derecho a defenderse, sino a tratar de acabar con los lugares dentro de la franja de Gaza desde los que son lanzados los proyectiles por parte de los terroristas.

Hasta ahora han sido lanzados la friolera de más de 2.000 cohetes que podrían acabar cada uno con la vida de 20 personas de media. Puede uno imaginarse la masacre que se habría producido entre los habitantes de Jerusalén si Israel no dispusiera de un eficiente sistema de escudo antimisiles. Pero de eso no se habla. Por cierto, varios centenares de los cohetes lanzados por los terroristas de Hamás han caído en su propio territorio de Gaza con las consiguientes víctimas entre su población. Pero de eso tampoco se habla.

Los terroristas islamistas de Hamás, esos que ayudados por Irán han construido un verdadero arsenal ofensivo, utilizan a su propia población como escudos humanos. Es decir, lanzan toda su artillería desde lo alto de edificios habitados por civiles inocentes, colegios u hospitales para que, en caso de respuesta de Israel, pueda acusarse al estado judío de masacrar niños, enfermos y otros inocentes. Y en esas están los satélites mediáticos de la ‘progresía’ occidental.

La respuesta justificada de Israel está siendo milimétrica, digamos incluso que quirúrgica. Dispone de una capacidad militar que podría destruir la franja de Gaza en cuestión de minutos, pero ese no es el objetivo. El fin último es detener los ataques indiscriminados de los terroristas, contenerlos y disuadirlos para que no sigan por ese camino para llegar a la calma que había prevalecido en los últimos siete años.

Somos pocos los que estamos reivindicando en estos momentos la figura de Donald Trump como el último presidente de los EE.UU. que verdaderamente dispuso de un plan en Oriente Medio y que logró que un número mayor de países musulmanes establecieran relaciones diplomáticas con Israel con el consiguiente aislamiento de los terroristas y radicales que creen que la yihad es el único modo de canalizar sus reivindicaciones.

Hay que recordar también que Trump fue el primer presidente bajo cuyo mandato el terrorismo internacional descendió su actividad hasta niveles que no se habían conocido desde los años 90 del siglo pasado. Pero de eso ni los políticos ‘progres’ ni sus terminales mediáticas tampoco hablan.

Ha sido llegar Joe Biden y la inseguridad internacional va creciendo por momentos. La frontera de Ucrania con Rusia, ahora de nuevo Oriente Medio, Corea del Norte, y lo que queda. Ese es el nuevo escenario al que nos tenemos que acostumbrar con la llegada al poder de la ‘izquierda’ estadounidense. El mismo escenario que hubo bajo la era de Barack Obama y para quien sí hubo sorprendentemente un Nobel de la paz. El mundo al revés.