Opinión

La Justicia retrata al hombre que se cree Franco

Tengo las mismas dudas, cero exactamente, acerca de OKDIARIO como pseudomedio y de mí mismo como fascista recalcitrante que de la condición de eximios expertos en el arte del lawfare de los magistrados de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid Celso Rodríguez Padrón, Francisco José Goyena y Jesús María Santos Vijande. Sólo unos prevaricadores de tomo y lomo pueden osar tumbar la querella que Pedro Sánchez interpuso al juez del caso Begoña, Juan Carlos Peinado, por prevaricación.

Hace falta ser muy reaccionario para no dar la razón al presidente del Gobierno más demócrata, más moderado, más progresista, más respetuoso con la legalidad y con la separación de poderes, más honrado, más transversal, más feminista, más guapo y, por todo ello, más atacado que vieron los tiempos. Que ya se sabe que éste es un asqueroso país de franquistas y de envidiosos. ¡Y, encima, lo hacen con gruesas reprobaciones! ¡Qué se habrán creído estos tíos para contrariar y corregir a nuestro amado líder!

Sólo émulos de Franco pueden rechazar a las primeras de cambio la querella del presidente que más ha hecho por salvar la democracia de un franquismo que debe ser como el Espíritu Santo, que no se ve pero sabemos que está por todas partes. ¡Qué es eso de «recordar» a Sánchez «algunas nociones elementales sobre la separación de poderes en un Estado de Derecho que se precie y el respeto que merece el poder judicial»! ¡Quién carajo se han creído para afirmar que la acción jurídica presidencial «obedece a un fin espurio», es decir, que responde a motivaciones bastardas! ¿Cómo se les ocurre a esta panda de fachas con toga subrayar el insignificante detalle de que la querella se dirige sólo a Peinado, excluyendo a Carlos Valle que dictó la segunda providencia para citar como testigo a Pedro Sánchez? ¿Me puede explicar alguien cómo se puede apreciar malicia, como han hecho estos lawfaristas, en alguien tan bondadoso como nuestro protagonista?

Los jueces le han recordado a Sánchez que en España, al menos de momento, imperan el Estado de Derecho y la separación de poderes

Para colmo, este trío calavera tiene el atrevimiento de insinuar que Pedro Sánchez llegó a la Presidencia del Gobierno gracias a una frase prevaricadora colada en la sentencia de Gürtel, que sirvió de pretexto para la moción de censura a Mariano Rajoy. Y, por si fuera poco, estos nostálgicos del franquismo le restriegan por la cara una chorradilla de na: que nadie le persigue porque también fueron citados como testigos en un proceso judicial Felipe González (caso Marey) y el propio Rajoy en Gürtel. En un país normal a estos tíos los meterían en prisión provisional ya mismo por muy magistrados que sean pero, como quiera que el poder judicial continúa en manos de franquistas, olvidémonos de cualquier posibilidad de que se haga justicia con ellos, tan prevaricadores o más que Peinado.

Hace falta ser tan mala gente como son Rodríguez Padrón, Goyena y Santos para descolgarse con otra frasecita tan impresentable como inaceptable: «Una querella tan desprovista de fundamento como la promovida por el presidente del Gobierno del Reino de España [encima con guasas], y materializada por la Abogacía del Estado, no sólo es conscientemente gratuita o arbitraria sino que al propio tiempo menoscaba el clima de serenidad y sosiego que debe acompañar el quehacer del Poder Judicial». Y, encima, apuntalan el cachondeíto puntualizando que «los demás poderes del Estado tienen, constitucional y legalmente, la especialísima responsabilidad de coadyuvar a la salvaguarda del debido ambiente de sosiego que demanda la función de juzgar y de proteger la independencia de los magistrados como garantes del imperio de la ley, de la existencia real y efectiva, no quimérica o ilusoria, de la primacía de la ley consustancial a un Estado de Derecho».

Y entre estos tres fascistas hay uno matrícula de honor: Jesús Santos Vijande. Con un par, el muy jeta reclama que se imponga una multa «por mala fe procesal» al jefe del Ejecutivo. Sanción pecuniaria que podría haber sido de hasta 6.000 euros. Menos mal que Rodríguez Padrón y Goyena no son tan fascistas como él, que si no despluman a Pedro, que es más pobre que una rata y es el tío más honrado que ha ocupado la Presidencia del Gobierno.

El auto es seguramente el más brillante, contundente y acertado freno que nadie ha puesto en seis años al abuso de poder de Pedro Sánchez

Fuera bromas, dejémonos de ironías, chapeau por los magistrados de la Sala de lo Civil, que han puesto legal y constitucionalmente en su sitio al marido de la biimputada Begoña Gómez, recordándole una circunstancia que a buen seguro habrá provocado la enésima reacción iracunda del personaje: que en España, de momento, hasta nueva orden y mientras no dé un golpe de Estado modelo Chávez o versión Putin, imperan el Estado de Derecho y la separación de poderes. Y, que en consecuencia, tanto él como su pareja están sometidos al imperio de la ley en igualdad de condiciones que el resto de los ciudadanos. No me habría gustado estar cerca del presidente en el momento de conocer que su querella acababa donde tenía que acabar: en la basura. Lo digo porque cuando se cabrea es peor que una hiena y monta unos ciscos de tres pares de narices. No sé si es verdad, pero Radio Macuto afirma que de vez en cuando hay lanzamiento de objetos voladores identificados en Palacio.

El auto 71/2024 de la Sala de lo Civil y Penal de Madrid es seguramente el más brillante, contundente y acertado freno que nadie ha puesto en los últimos seis años y medio al abuso de poder, la chulería institucional y el retroceso democrático practicados por Pedro Sánchez. Estas 37 páginas, deliciosas en el fondo y en las formas, constituyen una perfecta radiografía de la psique de este sujeto. Una palabra resumiría las decenas de miles que contiene la respuesta judicial a Pedro Sánchez: AUTÓCRATA. Si se hiciera un manual sobre el perfecto autócrata bastaría con hacerse precisamente un Sánchez plagiando el fallo enterito. Sería mejor incluso que el que acaba de publicar Anne Applebaum: Autocracy Inc.

Lo que le vienen a decir estos tres valientes y prestigiados jueces a Pedro Sánchez son tres cositas:

1.-«Cuidadín, que la separación de poderes no la toca ni dios».

2.-«Basta ya de las viles campañas que tú, tus ministros y tus compinches mediáticos estáis llevando a cabo contra Juan Carlos Peinado».

3.-«Tú y tu mujer no sois intocables sino igual de iguales ante la ley que el resto de vuestros compatriotas, que esto no es ni la Venezuela contemporánea ni la España del medievo».

4.-«Matonismos, presidente, ni uno, no nos das miedo».

Y, por supuesto, dejan a Sánchez como el mentiroso patológico que es y también como el ser maligno e infame que nunca ha dejado de ser. Cuando manifiestan que la querella «responde a un fin espurio» y a una «tergiversación», que alberga «un espíritu especulativo» y que «destila prejuicios» le están llamando implícitamente mentiroso y malvado. No menos llamativo es el aviso a navegantes que trazan los magistrados sobre el putsch sanchista al Poder Judicial al resaltar que «la Abogacía del Estado asumió la defensa del presidente negando todo espacio al debate jurídico-procesal». Un aserto que lo mismo sirve para relatar el roto que está perpetrando Sánchez en la Justicia patria que para el descosido que Chávez y Maduro consumaron hace años en Venezuela. No en vano, la fama de la antaño reputada Abogacía del Estado está por los suelos por culpa de la vomitiva politización perpetrada por este aspirante a sátrapa.

Desgraciadamente, existen ya muchos países en los que gobernantes elegidos democráticamente asaltaron los otros dos poderes del Estado

No me queda otra que aplaudir, hasta dejar las palmas de mi mano en carne vida, la rebelión cívica y constitucional de jueces y fiscales contra el abuso de poder de Pedro Sánchez al que traiciona el subconsciente con su obsesión permanente con un dictador que lleva 49 años en el hoyo. Intenta matar una y otra vez al padre Franco porque en el fondo quiere ser como él. Y esto es algo que, tal y como se lee entre líneas en el auto del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, no le van a consentir. La absolutísima mayoría de los 5.400 jueces y los 2.700 fiscales se han levantado como un solo hombre, anteponiendo el deber y la profesionalidad a la ideología, para frenar los tics autocráticos del Franquito que nos malgobierna. Que ya se sabe que el que empieza autócrata deviene en tirano. Desgraciadamente, se cuentan ya por decenas los países en los que gobernantes elegidos democráticamente asaltaron los otros dos poderes del Estado acabando de facto con regímenes de libertades tan consolidados o más que el nuestro. El Poder Judicial lo está dejando clarito cada vez que tiene ocasión: no vamos a acabar como Venezuela, Rusia, Nicaragua, Zimbabue, Turquía o Filipinas. Y desde el periodismo libre estamos haciendo lo propio. No vas a cargarte la democracia, infausto Pedro. No es no, que decías cuando aún no te habías quitado la careta.