Opinión

El Holocausto cuqui

Quizá la peor de las amenazas de la época en la que vivimos, mucho mayor que las guerras químicas o bacteriológicas, sea que la ética se ha convertido en estadística, si es que alguna vez fue algo distinto. ¿Recuerdan a Hannah Arendt? La “banalidad del mal” es un concepto acuñado por esta​ filósofa (una de las escritoras más polémicas e influyentes del siglo XX) para describir cómo la sociedad puede trivializar cualquier cosa, incluido el exterminio de seres humanos cuando se realiza como un procedimiento burocrático, o un derecho, donde no existen consecuencias morales ni legales.

Hoy, querides, independientemente de la realidad o del conocimiento científico, un asunto es correcto o incorrecto, es bueno o malo en función del número de personas que lo consideren, sean quienes sean y se trate, el asunto, de lo que se trate (del asesinato de niños, por ejemplo, parece un chascarrillo cínico, ojalá).

En este contexto, anómalo, irracional, el bien (la vida es el bien, ¿verdad?) no se corresponde con la Ley ni con la masa electoral y es normal que la mayoría de los médicos prefieran interponer su derecho a la Objeción de conciencia.

El aborto que ya puede realizarse en Colombia de manera totalmente legal hasta el sexto mes de gestación o la semana 24 (prefieren decirlo en semanas, porque estéticamente suena menos homicida) no es una práctica médica cómo dice Irene Montero, ya que no está destinada a preservar la salud, y mucho menos la vida; el aborto en todo caso se vale de técnicas médicas, que, por cierto, no se imparten en las facultades de medicina.

La ministra jolines, y las cursis de sus discípulas (que normalizan que se elimine a un bebé, pero se ofenden si se les abre la puerta) han celebrado la noticia, y se han manifestado deseosas de que tal derecho, y, sobre todo, semejante avance para la humanidad llegue pronto a nuestro (mega guay, tía) país.

Me pregunto ¡¿quién espera a los seis meses para abortar?! ¿Los mismes que defienden los huevos de las tortugas en las playas y las gallinitas violadas por los libidinosos gallos? Cómo me gustaría explicar a las pipiolas que siguen los dictámenes escolásticos y obstétricos de Montero (sin saber ni donde tienen la nariz) que acabar con sus hijos a los seis meses de gestación (los hijos prematuros de la ministra nacieron a los seis meses de gestación) no es un Derecho porque de hecho lo es la preservación de esa vida que está siendo despreciada.

A las 24 semanas de embarazo, el bebé no para de moverse, oye la voz de su madre y distingue sabores. Mide unos 30 centímetros desde la coronilla a las nalgas y pesa 700 gramos cada vez más redondeado y con las formas típicas de un recién nacido. Y un detalle sin importancia: a los seis meses el feto es “viable” (el bebé podría sobrevivir fuera del vientre materno); de nacer prematuramente, los médicos estarían obligados a aplicarle tratamientos orientados a proteger su vida, como ocurrió con los de Pablo Iglesias.¡No Irene, no Pabla! El aborto no es derecho a la salud, el aborto es un fracaso de la sociedad, de la política… Y, por supuesto, del feminismo cuyos principios básicos son la justicia para todes y la oposición a la violencia y la discriminación, ¿no?

¡Bien! El aborto va en contra de los tres y oculta un machismo despiadado. Hermanitas, feminismo es recibir información sobre las alternativas no violentas a la maternidad; que las universidades apoyen a las madres y que todos promovamos las opciones de adopción, así como los recursos, para que las mujeres no estemos obligadas a elegir.

Por lo demás, el IVE (un concepto necesario como el IVA, como el IBI…) es aberrante a las 24 semanas, a los 24 días o a las 24 horas; ¿es que el valor de una vida va en función del tamaño y del grado de dependencia? La persona es la misma (igual que a los 24 años y a los 42) no nos dan el cambiazo por otro en ningún momento. El cigoto, luego embrión, luego el feto y después el niñe tienen derecho a ser protegidos igual que la ministra jolines quiere llegar a casa soli y borrachi.