Opinión

¿Hasta cuándo aguantarán Montero y Belarra?

Es una forma de titular, vosotros ya me entendéis. En realidad, la pregunta que se debe plantear es hasta cuándo decidirá Pablo Iglesias que aguanten en sus cargos la madre de sus hijos y sólo por eso ministra de Igualdad, Irene Montero y su mejor amiguita desde la universidad y sólo por eso ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra; pero como titular, queda largo. Desde este pasado domingo a Pablo Iglesias ya sólo le quedan estas dos marionetas en la enorme mesa del Consejo de Ministros. Si es que algún día lo tuvo, ya ha perdido definitivamente el control sobre los dos ministros del Partido Comunista, Díaz y Garzón, así como sobre el de Cataluña en Común, Subirats. Le quedan dos carteras de un total de 23, que son pocas, pero hacen mucho ruido con sus leyes del aborto, del sólo sí es sí, la ley trans, la de los 20 tipos de Familias y la Animalista.

Para intentar responder a esta pregunta hay que partir de una premisa que a estas alturas ya todos debemos tener más que clara; Pablo Iglesias sólo ha dimitido formalmente, pero desde las sombras sigue dirigiendo todo lo que hace un partido que tan sólo responde a sus intereses personales. En esto Podemos no se distingue del PSOE. Lo mismo que Pedro Sánchez maneja su partido de una forma egoísta y pensando exclusivamente en sus ambiciones; Pablo Iglesias sigue haciendo lo mismo con Podemos. Por tanto, lo que tenemos que tratar de averiguar es cuál es la estrategia que Pablo Iglesias piensa que más le puede beneficiar a él, porque sin ninguna duda a eso es a lo que responderán tanto Irene Montero como Ione Belarra.

En el cortísimo plazo tenemos unas elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo a las que la nueva plataforma Sumar de Yolanda Díaz ha anunciado que no se va a presentar, pero a las que Podemos se presenta dividido en una inmensa cantidad de pequeños partidos y agrupaciones y con unas expectativas bastante bajas. Hay que recordar que la noche del recuento de las últimas elecciones municipales y autonómicas de 2019, Iglesias dio la espantada y decidió en el último momento no comparecer antes los medios de comunicación ante los desastrosos resultados que les hacían perder diputados en todas partes, como en Castilla y León, donde bajaron de 10 a 1 escaño; Murcia, de 6 a 2; Aragón, de 14 a 5; Navarra, de 7 a 2; Canarias, de 7 a 4 y directamente desaparecieron de Cantabria y Castilla-La Mancha. Además, los de Errejón triplicaron los resultados de Podemos en la Comunidad de Madrid, donde fueron superados también por Vox Y todas las encuestas anuncian que en 2023 los resultados de Podemos van a ser incluso peores que esos tan desastrosos de 2019.

La vista de Pablo Iglesias no debe, por tanto, estar puesta en las urnas del 28 de mayo, sino en las de las elecciones generales que se celebrarán, probablemente, el domingo 10 de diciembre de 2023. Para esos comicios son para los que ya ha anunciado Yolanda Díaz que será la candidata de Sumar, de la mano de todos los que, hasta ahora, eran los socios de Podemos, que se queda exclusivamente con el respaldo de los proetarras de Bildu y los golpistas de ERC. Y ahora es cuando hay que tratar de interpretar sus intenciones. ¿Piensa Pablo Iglesias que la izquierda puede repetir el Frente Popular y volver así a reeditar un Gobierno de Coalición presidido por Pedro Sánchez? Y en caso de que la respuesta fuera afirmativa y teniendo en cuenta que tanto a Yolanda Díaz como a todos sus socios ya no los controla, ¿es eso lo que le conviene personalmente a él? ¿Cómo de escaso sería el poder que tendría él en esa nueva coalición?

Yo lo tengo clarísimo, desde el punto de vista egoísta de Pablo Iglesias lo que mejor le viene a él es que en diciembre gane una coalición de centroderecha en la que el Partido Popular se vea obligado a contar con los votos de Vox. El líder de Podemos podría echarle la culpa de la derrota a Yolanda Díaz, a sus socios, Errejón, Colau, Baldoví, etc., incluso puede hacer responsable a Pedro Sánchez, que claramente ha impulsado esta nueva plataforma. Desde sus medios de comunicación Iglesias se convertiría en el azote del nuevo Gobierno y volvería a incendiar las calles y a convertirse en el líder revolucionario que era antes. Pablo Iglesias va a apostar contra Pedro Sánchez y para eso le conviene mantener las carteras ministeriales de Montero y Belarra que, desde dentro, van a intentar hacer el mayor daño posible a Sánchez, mientras este las deje.