Los golpistas, a la calle; los policías, destrozados en vida

Los golpistas, a la calle; los policías, destrozados en vida

Tras la sentencia del 1-0, agentes de la Policía Nacional tuvieron que enfrentarse a la violencia extrema de los CDR. Decenas de policías resultaron heridos y varios estuvieron a punto de perder la vida. La experiencia personal de Álvaro, un agente del Cuerpo Nacional de Policía con domicilio en Barcelona, cambió radicalmente después de que una fotografía con el presidente del Gobierno y el ministro del Interior le puso en la diana de las violentas hordas golpistas. Álvaro recibió un fortísimo golpe en la cabeza que llegó a agrietar su casco técnico. Cayó redondo y tuvo que ser urgentemente evacuado. Terminó perdiendo la visión, pero lo peor vino después: los servicios de comunicación de Moncloa distribuyeron las imágenes de la visita de Sánchez al hospital donde se recuperaba de las heridas, sin tener la precaución de ocultar la identidad del agente. Álvaro quedó retratado. Tuvo que malvender su casa, sacar a sus hijas del colegio y buscar un piso lejos del acoso de los violentos. Él y su mujer sufrieron un profundo estrés postraumático del que aún se están recuperando. Álvaro se acaba de jubilar. Sus superiores le han firmado una baja por «enfermedad común». Ni la pérdida de la visión ni la depresión le han servido para que le reconocieran que sus dolencias se produjeron en acto de servicio, lo que habría elevado su pensión, que asciende a poco más de mil euros. Le destrozaron la vida, pero, más allá de sus compañeros, nadie parece apelar a esas razones de ‘humanidad’ que llevarán a Pedro Sánchez a indultar a los golpistas presos.

Dice el presidente del Gobierno que hay que mirar hacia adelante pensando en la reconciliación y no en la venganza, pero la experiencia de Álvaro, como la de otros policías que se han tenido que jubilar como consecuencia de las secuelas sufridas durante los actos vandálicos registrados tras la sentencia del 1-0, parece no contar para un Gobierno que derrocha ‘humanidad’ con quienes dieron un golpe de Estado y se olvida de quienes pagaron muy cara su defensa del orden constitucional y la ley. Para ellos no hay consuelo.

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