El Gobierno de Sánchez da la puntilla al campo español al alentar el boicot alemán a las fresas y tomates

Lo que está ocurriendo no tiene precedentes: Alemania -asociaciones de consumidores y ecologistas- ha declarado la guerra a las fresas de Andalucía y el tomate, producto cuyas compras se han reducido un 17% en beneficio del procedente de Marruecos, que crecen un 73%, y el Gobierno de España se posiciona del lado alemán. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en el colmo de la indignidad, ha asegurado que la culpa es de la Junta de Andalucía por el asunto de los regadíos de Doñana, una mentira que revela la catadura moral de un Ejecutivo que ha alentado el boicot germano contra los productos españoles con tal de arañar -ni eso- un puñado de votos. Detrás de la guerra contra la fresa y los tomates españoles está el mismísimo Gobierno de Pedro Sánchez, que es quien ha extendido sombras de sospecha y puesto en tela de juicio las prácticas de un sector que está pagando en sus propias carnes la irresponsable actitud del Ejecutivo. Para congraciarse con los ecolejetas, Sánchez no ha dudado en hundir un sector que se está jugando miles de millones de euros.

La ministra Ribera, en primera persona, ha alentado el boicot al justificar el injusto ataque promovido desde Alemania al sector agrario español, que en el colmo de los agravios ha tenido que soportar el desdén de un Gobierno que ha pasado de lavarse las manos ante la crítica situación del campo a liderar la ofensiva contra el sector. La inflación, la subida de los costes de producción y el elevado precio del gasóleo agrícola han dejado a los productores españoles en una situación muy debilitada para competir en el mercado europeo y, ahora, es una ministra del Gobierno de España la que está dispuesta a darle la puntilla. No cabe mayor indignidad. Esta gente, ecologistas de salón, son unos vendepatrias sin escrúpulos que han puesto en el disparadero el futuro de miles de familias.