La fotografía que no quiere hacerse Feijóo
Santiago Abascal lanzó ayer el siguiente reto a Alberto Núñez Feijóo y a Emiliano García-Page, aprovechando el encuentro que ambos dirigentes estaban manteniendo a la misma hora en la que él pronunciaba su discurso en Badajoz: «El señor Feijóo tiene ciento treinta y tantos diputados, nosotros tenemos treinta y tres y el señor Page, presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, tiene ocho diputados castellanomanchegos en el Congreso de los Diputados. Es decir, 179. Si el señor Feijóo y el señor Page quieren y de verdad no están estafando a la gente, se presenta una moción de censura con 179 votos a favor. Mañana se echa a Pedro Sánchez e inmediatamente se convocan elecciones en España». Se enmarcan estas palabras dentro de la campaña con la que Vox se está presentando como única alternativa frente a la mafia del Frente Popular que sustenta al Gobierno y la estafa del bipartidismo que suponen PSOE y PP.
En varias ocasiones he defendido aquí mi opinión favorable tanto a las dos mociones de censura con las que ya ha fracasado Vox, como a la posibilidad de que el PP presente una nueva aun sin tener asegurados los apoyos necesarios para sacarla adelante. No voy a insistir otra vez en ello, sino que hoy pretendo analizar los argumentos esgrimidos por el Partido Popular para no hacerlo. Dice su secretario general, Miguel Tellado, que «motivos sobran para hacer una moción de censura a este Gobierno corrupto», pero que lo que no hay son votos que hagan viable el éxito de la iniciativa y que la derrota se traduciría en un beneficio político para Sánchez. El PP no va a presentar la moción hasta tener asegurado su éxito y, para intentar conseguirlo, seguirá presionando a los socios de Pedro Sánchez señalándolos como cómplices necesarios en todos los casos de corrupción que lo tienen enfangado hasta las cejas.
El argumento es que perder la moción de censura significaría «dar un balón de oxígeno a Sánchez», porque el presidente del Gobierno saldría de ella «reforzado» en su relato victimista ante una derecha que fracasa una y otra vez en su intención de arrebatarle el poder que no ha conseguido en las urnas y fortalecería su imagen como el vencedor de la extrema izquierda contra una derecha poco democrática que se resiste a aceptar los resultados electorales. Se vería que Feijóo solamente cuenta con el apoyo de los de Abascal y que todo el resto de partidos no lo quieren en la Moncloa. Además, el PP observa cómo a los dos socios de derechas de Pedro Sánchez, Junts y el PNV, les va cada vez peor en las encuestas y no tiene demasiadas prisas en poner fin a este deterioro electoral, calculando que en algo se verán ellos beneficiados tanto en el País Vasco como en Cataluña.
Ahora mismo Feijóo piensa que, si no comete errores de bulto, va a ser el próximo presidente del Gobierno, quizá contando conque se lo permita la abstención de un PSOE que haya logrado desembarazarse de Pedro Sánchez y se vea forzado por las autoridades europeas. Todas las encuestas señalan que los entre 20 y 25 puntos porcentuales de voto que les sacaban a Vox hace un año se han visto ya reducidos a la mitad, con una tendencia que hace pensar en que pronto les puede separar menos del 10% de los votos. Y en las elecciones que sigan a continuación de las próximas, de 2026 o 2027, habrá pelea por ver cuál de los dos partidos de centro y derecha logra estar por delante del otro. Por ese motivo, si Feijóo no tiene asegurados los votos para ganar una moción de censura rechazará retratarse en una fotografía en la que a su lado solo estará Abascal.
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