Fina de los desamparados, asistidnos
Nadie en Baleares ha querido más a los pobres y vulnerables que Fina Santiago, por eso los ha creado a millares gracias a su formidable prodigalidad y munificencia que le ha permitido crearse un aura de santa laica de los Desamparados. La incombustible consejera de Asuntos o Servicios Santiagales, perdón, Sociales, era «consciente» de que «podía haber gente que cobraba la Resoga de manera irregular y que no avisaba de los cambios de su situación [laboral]», ha afirmado en el digital arabalears.cat.
«No entendíamos cómo en una situación de plena ocupación había gente joven [que cobraba el Resoga] que no encontraba trabajo», ha confesado con candidez arrebatadora Fina Santiago, a la que al parecer capitanear los servicios sociales durante más de una década no le ha servido para aprender que las pagas, las paguitas, las resogas, las rentas de inclusión, las autobajas médicas, las ayuditas, las prestaciones, los fijos discontinuos, los escudos sociales, los planes, los planitos y los planufos a cargo del erario nunca han sido el mejor de los incentivos para encontrar trabajo. Más bien para todo lo contrario, invitan al más honrado al fraude, al pillaje y a la indolencia. Y naturalmente, también para abrevar a una masiva burocracia con una atractiva escala salarial dedicada a estos programas redistributivos y, en año electoral, para la compraventa disimulada de votos.
«El fracaso repetido de programas bienintencionados no es un accidente. No es el simple resultado de errores en su ejecución. El fracaso está profundamente enraizado en la utilización de medios inadecuados para alcanzar objetivos buenos», nos advierte Milton Friedman. Fracaso que corrompe el tejido moral de la ciudadanía.
Tras el campanazo de Vox en las pasadas elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo aseguraba disgustada la jefa de opinión de Ultima Hora, Amaya Michelena, que no entendía las razones por las que tantos «catetos y desarrapados» habían votado a Vox más allá de sus prejuicios raciales, antihippies y catalanófobos. No debería llevarse a engaño Amaya ni tampoco ponderar al alza el voto informado y responsable.
También un partido tan distinguido y elitista como Més per Mallorca, cuyos votos sí valen su peso en oro, tenía a sus «catetos y desarrapados», la única diferencia era que no lo votaban por prejuicios sino tras llevar a cabo un juicio de lo más racional y llegar a la conclusión de que, después de su propia madre, no existía madre tan estupenda como Fina de los Desamparados.
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